bosques
Las políticas de mitigación para los bosques europeos requieren un enfoque sostenible a largo plazo, que supere el marco actual centrado en la monetización de carbono a corto plazo.
Las políticas de mitigación para los bosques europeos requieren un enfoque sostenible a largo plazo, que supere el marco actual centrado en la monetización de carbono a corto plazo.
Un estudio internacional liderado por el CSIC y la Universidad Forestal de Nanjing ha señalado que la deforestación amenaza la biodiversidad y el funcionamiento del suelo a escala mundial. Los científicos advierten de que la conversión de bosques nativos a otros usos de suelo provoca reducciones en el almacenamiento de carbono y el ciclado de nutrientes.
Un detallado estudio publicado recientemente en la revista New Phytologist desvela como han cambiado las especies de sotobosque europeas en las últimas 4 décadas.
Los bosques son un importante sumidero de carbono por su capacidad de fijar dióxido de carbono de la atmósfera al hacer la fotosíntesis. Sin embargo, también ellos sufren las consecuencias del cambio climático.
El abandono del territorio está dando lugar a un acelerado proceso de expansión de bosques y matorrales en países desarrollados. España no es una excepción, lo que está dando lugar a una llamativa transformación de sus paisajes.
Los bosques recogen gran parte de la biodiversidad terrestre. Decenas de miles de especies de plantas, animales, hongos y organismos microscópicos interactúan, a menudo escondidos, entre los árboles. Todas estas especies forman parte viva del ecosistema forestal. De ahí puede surgir una pregunta: ¿podemos conocer la capacidad que tienen nuestros bosques para acoger diversas plantas, animales y hongos? Ahora sí.
Un artículo publicado en la revista Nature con participación del CREAF y, liderado por la Universidad de Leeds, revela que el cambio climático está debilitando los bosques del Amazonas occidental y meridional.
Hace tiempo que no llueve. La sociedad y la naturaleza estamos sufriendo una sequía prolongada, hemos llegado a restricciones en el uso del agua para la población y nos preguntamos: ¿cómo afecta a nuestras masas forestal la carencia persistente de lluvias?
La sequía estival es un rasgo que ha moldeado los ciclos biológicos y el funcionamiento de los bosques mediterráneos desde los orígenes del clima que les afecta. Se han descrito numerosos mecanismos de los bosques para evitar la pérdida de agua y posterior deshidratación.
Los bosques de ribera fluviales aportan importantes beneficios al ser humano, como la mejora de la calidad del agua, la provisión de materiales (como por ejemplo, madera y fibras) o la regulación de la velocidad del agua del río durante las crecidas.
Un trabajo internacional en el que participan el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y el Instituto de Ciencias Forestales (ICIFOR), ambos del CSIC, ha comprobado cómo incrementar el número de especies arbóreas en los bosques mejora tanto su producción como su estabilidad.