bosques
Un estudio liderado por el CREAF ha comprobado que los nuevos bosques, que crecen en las tierras abandonadas por el éxodo rural, son capaces de secuestrar más CO2 de la atmósfera. Este efecto podría ser temporal porque su madera es menos densa y esto los hace más vulnerables a los eventos climáticos extremos.
El estudio de la composición química anual de los anillos de crecimiento de los árboles, que cuenta con participación andaluza, puede alertar décadas antes de que aparezcan los síntomas.
Investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), de la Universidad de Granada, y el Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC han confirmado que pinos sometidos a estrés hídrico gestionan mejor sus recursos cuando tienen menos competencia en el entorno. De esta manera, los expertos proponen esta técnica, consistente en reducir la densidad de árboles, como medida para la habituación de los bosques afectados por un clima extremo.
Según el último informe que ha publicado la FAO, el cambio climático, los incendios forestales y la escasez de agua incrementan la degradación del bosque en el mediterráneo.