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Desde los delicados tonos rosados del almendro hasta los brillantes naranjas del albaricoque, los árboles frutales se engalanan en primavera para celebrar el cambio de estación.
Hace tiempo que no llueve. La sociedad y la naturaleza estamos sufriendo una sequía prolongada, hemos llegado a restricciones en el uso del agua para la población y nos preguntamos: ¿cómo afecta a nuestras masas forestal la carencia persistente de lluvias?
Aunque las realidades económicas y políticas son determinantes, el temor a las fugas de CO₂ a la superficie ha provocado retrasos en la implementación generalizada de esta tecnología. Un miedo que, según nuestros estudios, no tiene por qué hacerse realidad.
Existe una concepción errónea sobre el valor del agua en general y las inversiones relacionadas con el agua en particular. Cada decisión individual o colectiva que tomamos sobre el agua está implícitamente basada en valores, tanto en relación con su uso como con su no uso.
Parte de la innovación en este sector se ha centrado en los bioplásticos: polímeros que se obtienen de materias primas renovables como desechos agrícolas, grasas y aceites vegetales, almidón de maíz y otros ingredientes.
El caracol burbuja ondulado de Canarias es uno de los finalistas, gracias a la nominación de dos investigadores españoles. Otros cuatro invertebrados optan al galardón internacional, que consistirá en financiar la secuenciación genética al científico que lo haya propuesto.
Investigadores estadounidenses evalúan cómo mejorar la seguridad energética y reducir el impacto ambiental, dándole una segunda vida a la basura orgánica.
La sequía estival es un rasgo que ha moldeado los ciclos biológicos y el funcionamiento de los bosques mediterráneos desde los orígenes del clima que les afecta. Se han descrito numerosos mecanismos de los bosques para evitar la pérdida de agua y posterior deshidratación.