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Restaurar y proteger la naturaleza es una de las mejores estrategias para enfrentar el cambio climático, pero no sólo por su capacidad de absorber carbono de la atmósfera.
Los pastos marinos pueden ser una poderosa solución climática basada en la naturaleza y contribuir al sustento de comunidades afectadas por desafíos como la COVID-19, pero están desapareciendo rápidamente a causa de las actividades humanas.
El método SBPQ se basa en el estudio de la evolución de ciertas especies marinas con potencial bioindicador para detectar cambios que puedan indicar alteraciones en el entorno. Esta técnica permite alertar sobre incidencias de carácter local, como las derivadas de la contaminación del agua por emisarios urbanos de aguas residuales que las vierten deficientemente depuradas; global, que se hacen patentes mediante la monitorización del cambio climático a partir de especies sensibles a la elevación de la temperatura; o bien motivadas por la intrusión de especies con potencial invasor.
La Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y CETEMAS (Asturias) participan en un equipo internacional de investigación que ha desarrollado la primera revisión global sobre el potencial de la densidad de la madera de los anillos anuales de crecimiento como un valioso registro de los procesos ambientales.
El trabajo, realizado por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) señala además que el Atlántico es “muy vulnerable” a la acidificación, producida por el descenso gradual del pH debido al aumento de la absorción de CO2. El trabajo recoge por primera vez una evolución temporal de la tasa de acidificación de las aguas del Atlántico Norte y el Mediterráneo que se intercambian a través del canal. Los resultados atienden a las mediciones periódicas llevadas a cabo durante 11 años, entre 2005 y 2015.
Estos eventos extremos pueden tener efectos devastadores para la vida marina, pueden ocurrir en cualquier parte del océano…
De acuerdo a los datos recopilados en la rigurosa monitorización que desde hace años llevan a cabo instituciones como el Media and Climate Change Observatory y especialistas como Rogelio Fernández Reyes, de la Universidad de Sevilla, y Gemma Teso, de la Complutense de Madrid, en España la cobertura mediática del cambio climático aumentó en 2019 un 88,3% con respecto a los datos de 2018 (a escala internacional ese aumento se ha cifrado en un 73%). A juicio de Fernández Reyes y Teso, y a raíz de la reciente Cumbre del Clima (COP25, Madrid), se ha producido un auténtico “tsunami informativo en torno al cambio climático en las televisiones españolas, un fenómeno sin precedentes en la cobertura de las cumbres monitorizadas con anterioridad. Y son los medios públicos, nacionales y autonómicos, los que aglutinan el mayor volumen de piezas informativas emitidas”.
Los organismos marinos podrían migrar a mayores profundidades, en busca de ambientes más fríos, así como hacia los polos, en respuesta al cambio climático.