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Un estudio con participación de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) identifica dos tipos de interacción que favorecen la estabilidad de las comunidades vegetales y mitiga la desaparición de especies. Lo ha obtenido tras analizar 166 comunidades de plantas de montaña de más de 80 regiones del mundo.
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería ha definido cuál es el conjunto de microorganismos que degradan residuos para convertirlos en abono vegetal. Mediante el análisis de ADN, los investigadores estudian el proceso de compostaje, por el cual se genera un producto comercial para el que se requieren características medibles ante el consumidor, de ahí la importancia de conocer cuál es su grado de madurez y de estabilidad.
Investigadores de la Universidad de Almería han analizado más de un centenar de estudios sobre los efectos de esta contaminación en tortugas marinas, cetáceos y peces, que habitan en las zonas superficiales y en el fondo de los ecosistemas acuáticos. Para ello han contado con la colaboración de expertos de la Universidad de Cádiz y de Australia.
Los objetivos principales de este proyecto, denominado ‘Scientific Infrastructures for Global Change Monitoring and Adaptation in Andalusia (INDALO)’, son analizar la evolución de la biodiversidad andaluza con el fin de detectar y comprender las consecuencias del cambio climático, los cambios de uso del suelo y los cambios demográficos y productivos sobre los ecosistemas y las contribuciones al bienestar que recibimos de ellos.
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería y la Universidad de Eötvös Loránd ha demostrado a través de este método los efectos que tiene la ausencia de alimento en dos especies de chinches usadas para controlar daños en los cultivos. Con esta técnica se establece cuál es el momento de liberarlas y su cantidad óptima. Asimismo, constatan que las hembras que devoran congéneres son más longevas y más fértiles, por tanto, más efectivas para controlar la infestación.
Un estudio realizado por expertos de la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas revela que el color amarillo se relaciona con la edad y la calidad de los individuos en dos especies. Los investigadores han estudiado la variación en la coloración amarilla del iris en el mochuelo europeo ('Athene noctua') y el autillo europeo ('Otus scops') para comprobar si este rasgo podría ser un indicador la calidad de los individuos en un contexto de comunicación paterno-filial y en otro contexto social.
Expertos de la Universidad de Almería y la Complutense de Madrid han creado un modelo de adecuación al hábitat para cada grupo de animales que relaciona la riqueza de especies con los distintos componentes del ecosistema: clima, uso y cobertura del suelo, topografía, etc. La medición emplea diversas variables cuantificables, como temperatura, porcentaje de bosque del género 'Quercus' o pendiente del terreno, entre otras.
Recientes propuestas de descatalogación de zonas protegidas, así como actividades ilegales ponen en peligro los escasos remanentes de este tipo de hábitat en el poniente almeriense.
Estudios científicos demuestran que las escasas poblaciones de azufaifo en la zona tienen peculiaridades genéticas que se perderían irremisiblemente.