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Esta hembra de tortuga boba, equipada con un emisor que permite seguir vía satélite sobre los desplazamientos en el Mediterráneo occidental, hizo dos puestas de huevos en el litoral en un intervalo de trece días. La Estación Biológica de Doñana, EBD-CSIC, participa en este proyecto de ciencia ciudadana.
El equipo investigador tomó como modelo de estudio las alas de los murciélagos, los únicos mamíferos capaces de volar por sí mismos gracias a la transformación de las extremidades anteriores. Este hallazgo es completamente novedoso y refleja cómo funciona la evolución.
Investigadores del CSIC señalan que los cambios climáticos y el aporte de agua desde ríos y lagos explicarían los datos que muestran una cuenca marina casi vacía y, al mismo tiempo, llena de agua a finales del Mioceno.
El proyecto Bovinolive ha estudiado los efectos de incluir pulpa de aceituna en la alimentación de ganado vacuno lechero y de carne y ha concluido que es viable debido a la ausencia de efectos negativos en la productividad y al ahorro económico.
Con esta incorporación, la UMA alcanza los 106.810 ejemplares registrados en el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF), reforzando su papel como referente internacional en el estudio de la flora del sur de Europa.
Una colaboración entre las universidades de Córdoba y Granada mejora la resolución espacial de datos climáticos mensuales desde 22.000 años atrás hasta el año 2.100, lo que permitirá estudios en áreas más concretas.
Un estudio internacional liderado desde la Estación Biológica de Doñana-CSIC ha concluido que la menor disponibilidad de oxígeno en el agua por el aumento de la temperatura provoca que disminuyan su tamaño y presenten una mayor mortalidad. El declive de estos insectos repercute en la calidad del agua, y servicios clave como la polinización o el equilibrio de nutrientes, y puede alterar los ecosistemas acuáticos.
Este proyecto denominado Viñas Vivas e integrado por el ceiA3 junto a la Universidad de Cádiz, ASAJA Cádiz, Bodega Primitivo Collantes y el IFAPA, busca transformar la viticultura andaluza hacia un modelo más sostenible, apoyando la salud del suelo y, crucialmente, de la vid, a través de prácticas naturales y la valorización de residuos.