Aumentar la biodiversidad de los bosques hará que resistan al cambio climático
La actual crisis de biodiversidad, consecuencia de alteraciones derivadas de la acción humana, es un fenómeno global que está generando pérdidas de especies sin precedentes. Recientemente, un informe publicado por las Naciones Unidas estima que hasta un millón de especies de plantas y animales –el 11,5 % de la biodiversidad global– están actualmente en peligro de extinción.
Dicha pérdida de biodiversidad tiene especial relevancia para el funcionamiento de los ecosistemas. Múltiples evidencias constatan que existe una relación directa entre la diversidad de los ecosistemas y su capacidad para hacer frente a alteraciones derivadas por la pérdida del hábitat y el cambio climático.
Esta relación existe también en el caso de los bosques. Los bosques mixtos –bosques compuestos por más de una especie forestal– tienen mayor resiliencia frente a las alteraciones ambientales. Por eso están ganando importancia como modelo de gestión integrado de los recursos forestales.
Además, las masas forestales más diversas son capaces de proveer un abanico mas amplio de servicios ecosistémicos. Permiten así compatibilizar la gestión sostenible del bosque con su conservación y uso social.
Los individuos o especies no viven aislados del resto, sino que se relacionan entre sí. Las interacciones entre organismos, ya sea entre especies o entre individuos de la misma especie, es una de las fuerzas más importantes que moldean los cambios de composición de especies y funcionalidad de los ecosistemas, tanto a escala global como local.
Dichas relaciones pueden ser de diferente signo (negativa, neutra o positiva) e intensidad (débil e intensa). Por ejemplo, la polinización es una relación positiva entre la planta con flor y el polinizador. Ambos se ven beneficiados: el polinizador obtiene polen y/o néctar y la planta polinización cruzada con otros congéneres.
El signo de las interacciones entre las especies e individuos depende de las condiciones ambientales y ecológicas en las que se encuentren. Un factor determinante en el caso de las plantas es la cantidad disponible de recursos.
En las especies de plantas forestales, la competencia entre especies o individuos es el tipo de interacción más estudiada. Ocurre como consecuencia de limitaciones en la disponibilidad de recursos: típicamente agua, luz, espacio o nutrientes.
Sin embargo, en ciertas situaciones, varias especies pueden compartir el mismo espacio sin generar competencia, complementándose. Cuando distintas especies o individuos comparten el mismo lugar, se generan unas condiciones ambientales que les permite obtener numerosos beneficios a un bajo coste.
En los bosques caducifolios y las selvas tropicales, por ejemplo, existe una alta disponibilidad de recursos, por lo que predominan los procesos de competencia. Por su parte, el bosque mediterráneo y la sabana generarían condiciones de baja disponibilidad de recursos en largos períodos del año. En ellos es esperable que dominen los procesos de facilitación.
Los procesos de facilitación en plantas son especialmente comunes en ambientes más extremos, ya que permiten proteger del impacto de herbívoros y generar recursos adicionales.
El sur de Europa como interfase entre climas.
El sur de Europa, y más concretamente la península ibérica, es el límite septentrional de muchas especies forestales europeas.
Debido a su gran heterogeneidad de climas y condiciones ambientales, la península ibérica actúa como interfase o zona de contacto entre climas y especies de diferente índole. Así, puede ocurrir que en la misma localidad coexistan especies de orígenes muy diversos. Esto hace que el estudio de las comunidades forestales sea especialmente interesante.
El sur de los pirineos es un área donde conviven especies típicas de climas continentales y/o oceánicos como el haya o el pino silvestre, especies típicamente mediterráneas como la encina y especies a caballo entre ambos climas, como el roble pubescente.
En estas condiciones, los procesos de competencia y facilitación entre especies e individuos es especialmente variable. El signo de dichas interacciones puede cambiar entre localidades cercanas o dependiendo de las condiciones climáticas de cada año.
Oportunidades para la gestión forestal.
Frente a un escenario de cambio global, es necesario potenciar aquellos procesos que faciliten la estabilidad y sostenibilidad de los recursos naturales. Es fundamental buscar soluciones que promuevan la supervivencia de los sistemas naturales.
En la península ibérica, la disminución de precipitaciones debida al calentamiento global puede comprometer los recursos forestales. Convertirlos en bosques mixtos puede contribuir a aumentar su supervivencia frente a la escasez de recursos.
Las masas forestales mixtas pueden ser proporcionalmente más eficientes en el uso del agua. Esto las convierte en más resilientes y más independientes con respecto a las condiciones ambientales.
Por estas razones, en Europa se está promoviendo la conversión de las masas forestales manejadas puras a masas mixtas o con más de una especie para mejorar su sostenibilidad a largo plazo.
Además, el manejo forestal está dejando de ser rentable en muchas regiones de Europa. Aquellos bosques menos intervenidos por el hombre están ganado complejidad estructural, incorporando especies nativas de crecimiento más lento y creando nuevas oportunidades para su manejo a largo plazo, debido al aumento de su complejidad estructural y funcional.
La potenciación y conservación de los bosques mixtos puede ser una medida fundamental para favorecer aumentar la resiliencia de los recursos forestales y garantizar su supervivencia en el futuro.
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