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Un estudio internacional liderado desde la Estación Biológica de Doñana-CSIC ha concluido que la menor disponibilidad de oxígeno en el agua por el aumento de la temperatura provoca que disminuyan su tamaño y presenten una mayor mortalidad. El declive de estos insectos repercute en la calidad del agua, y servicios clave como la polinización o el equilibrio de nutrientes, y puede alterar los ecosistemas acuáticos.
La combinación de lluvias tardías, el nivel elevado del río y del mar y la influencia del dique de la Montaña del Río han ralentizado el desagüe de la marisma, que presenta aún un alto nivel de inundación, con un 47% de su capacidad. Esto favorecerá la reproducción de aves acuáticas y la regeneración de vegetación, pero también plantea retos como la proliferación de especies invasoras y de cianobacterias.
Advierte del peligro de bañarse en el río Agrio, que ha sufrido una alta mortandad de peces y ha visto cómo sus aguas se han teñido de turquesa por la elevada concentración de metales tóxicos. El trabajo reclama la actuación de las Consejerías de Sostenibilidad y Medio Ambiente, y de Salud y Consumo ante el peligro que suponen las actividades recreativas, como el baño, en zonas contaminadas, por su posible impacto en la salud pública.
La iniciativa, liderada el IAS-CSIC, aportará datos que permitirán actuar antes de que los daños sean irreversibles. Los científicos pondrán en marcha una base de datos abierta con observaciones de campo e imágenes aéreas y de satélite.
Numerosas evidencias indican que los cangrejos de río fueron introducidos en España desde Italia en el s.XVI, pero algunos autores consideran que los resultados genéticos refutan esa importación. Un equipo de la Estación Biológica de Doñana-CSIC muestra que, en realidad, los patrones genéticos refuerzan los resultados obtenidos con otras aproximaciones, descartando que el cangrejo de río sea una especie nativa.
En el siglo pasado, los abejarucos de Doñana solían criar en sustratos naturales en la zona de la vera, entre la marisma y el monte mediterráneo. Desde hace un par de décadas han trasladado sus nidos hacia las cunetas de pistas y carreteras. Un nuevo estudio de la Estación Biológica de Doñana – CSIC concluye que esto puede ser debido a un incremento de la presión ganadera.
Un estudio internacional, liderado por el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Eduardo Narbona y el profesor de la Universidad de Sevilla José C. del Valle, revela que las flores albergan pigmentos invisibles que cumplen funciones clave en su supervivencia y reproducción, más allá de su apariencia colorida.
El catedrático de Genética de la Universidad Pablo de Olavide, Juan Jiménez, propone que los ciclos térmicos del planeta pudieron impulsar la formación de las primeras moléculas vivas. Esta nueva teoría representa un nuevo marco de entendimiento e investigación sobre la transición de un planeta químico a un planeta vivo.