Antártida
Análisis genéticos de un pequeño cefalópodo que vive en aguas antárticas da indicios sobre qué ocurrió con las enormes masas heladas en el Último Interglaciar, hace unos 120.000 años, cuando las temperaturas eran solo 1 grado centígrado más cálidas que las preindustriales.
Las zonas libres de hielo suponen menos del 0,5 % de la superficie del continente Antártico. Estas áreas son las más ricas en términos de diversidad ecológica, pero también son las más vulnerables y en mayor riesgo de degradación física y biológica.
Un equipo de investigadores del CSIC ha desarrollado una estrategia de investigación combinando nuevas tecnologías, que permite obtener y hacer análisis de datos de secuenciación genómica in situ. Se trata de un laboratorio de campo que permite a los equipos de investigación obtener información de las muestras en el momento y mejorar así el diseño de los muestreos y experimentos.
Un grupo internacional de científicos revela cómo los microorganismos en la zona mesopelágica, incluso bajo la capa de hielo de la Antártida, tienen la capacidad de utilizar compuestos de azufre inorgánico como única fuente de energía para capturar dióxido de carbono. El artículo que se publica en Nature Microbiology aporta nueva información sobre el proceso de fijación de carbono en capas adonde no llega la luz solar.
Investigadores españoles han detectado restos de fármacos, sustancias estimulantes y otros compuestos derivados de la actividad humana en aguas interiores y litorales antárticas. Los científicos urgen medidas más efectivas para reducir su impacto en el medio ambiente.
El CSIC lidera un estudio que estima que los pingüinos barbijo aportan al océano Austral 521 toneladas al año de este metal. Los resultados de este trabajo son fundamentales para entender la influencia de estos animales en el funcionamiento ecológico de las aguas antárticas.
Proyecto PINGUCLIM, cuyo objetivo general es comprender los procesos y mecanismos que explican cómo los cambios ambientales conectados con el cambio global están afectando a estas aves acuáticas en la península Antártica.
Un equipo de científicos con participación española ha hallado altas concentraciones de mercurio, el tercer elemento más peligroso según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, en tres especies de estas aves. El estudio muestra que el metal se estaría acumulando en los ecosistemas antárticos.
Un estudio del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) confirma la capacidad de estas herramientas para que, con un mínimo impacto para la flora y fauna Antártica y mínimo riesgo para los investigadores, poder muestrear aguas en zonas inaccesibles, elaborar mapas temáticos en pingüineras, mapas térmicos en fumarolas y videos 3D de estructuras geológicas, entre otras aplicaciones. Los resultados obtenidos en este artículo marcan un antes y después en las investigaciones Antárticas y abre el camino a numerosas colaboraciones para abordar importantes retos científicos.
Un equipo internacional de científicos, en el que participa la Universidad de Granada, ha evaluado por primera vez y a una escala sin precedentes el impacto que la extensión de los hielos costeros antárticos tiene sobre la productividad marina.
Un estudio con participación española ha permitido encontrar trazas de materiales plásticos en las heces de pingüinos antárticos de tres diferentes especies: Adelia, barbijo y papúa. El equipo ha hallado en las muestras poliéster y polietileno, entre otras partículas de origen humano, como las fibras de celulosa.