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Fotografía ilustrativa del artículo

Día Mundial del Suelo, 5 de diciembre

El Día Mundial del Suelo se celebra anualmente el 5 de diciembre para centrar la atención en la importancia de un suelo sano y abogar por la gestión sostenible de los recursos del suelo.

La Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS) recomendó una jornada internacional para homenajear al suelo en 2002. La Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aprobó unánimemente el Día Mundial del Suelo en junio de 2013 y solicitó su aprobación oficial en la 68ª Asamblea General de la ONU. En diciembre de 2013, la Asamblea General de la ONU respondió al designar el 5 de diciembre de 2014 como el primer Día Mundial del Suelo.

Son numerosos los eventos organizados en torno a esta efeméride distribuidos por todo el mundo. En España también son muchas las entidades que se suman a esa celebración organizada por la FAO.

¿Qué es el suelo y qué implica su conservación?

Es la fina capa de material fértil que recubre la superficie de la Tierra. Por tanto, es el medio natural que posibilita el crecimiento de las plantas. Está formado por materiales minerales, materia orgánica, aire y agua y se organiza en capas llamadas horizontes.

El suelo es el producto final de la influencia del tiempo combinado con el clima, la topografía, los organismos (flora, fauna y ser humano) y los materiales parentales (rocas y minerales originarios). Como resultado el suelo difiere de su material parental en su textura, estructura, consistencia, color y propiedades químicas, biológicas y físicas.

El suelo es un componente esencial de la Tierra y los ecosistemas y su uso está especialmente vinculado con las actividades humanas. Un mal uso del suelo puede tener consecuencias ecológicas, económicas y sociales difíciles de revertir, como es el caso de los suelos contaminados o erosionados.

Fotografía de manos añadiendo tierra a una pequeña planta

Salud del suelo

El suelo es un sistema complejo y vivo, en continua evolución, y en el que habita una comunidad variada de organismos. Se considera un recurso no renovable. Los suelos sanos nos proporcionan multitud de servicios ecosistémicos asociados a sus funciones: producción de alimentos y materias primas para medicamentos y construcción, retención y descontaminación del agua, retención de nutrientes, secuestro de carbono (una de las estrategias de mitigación del cambio climático), entre otros. Es por eso que contar con suelos sanos, bien estructurados y biodiversos suponen un seguro de vida.

¿Cuáles son los factores que amenazan la salud del suelo?

Según el resumen del Informe Técnico sobre el Estado Mundial del Recurso Suelo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las amenazas más significativas a escala global son: la erosión del suelo, la pérdida de carbono orgánico del suelo y el desequilibrio de nutrientes. A estos factores podemos añadirles otros como la salinización, pérdida de biodiversidad, contaminación, acidificación, compactación y anegamiento del terreno. Por último, una de las causas fundamentales de degradación e impacto sobre el medio físico-natural,  y en concreto en los los suelos urbanizados, se debe al sellado y ocupación del territorio por el ser humano. Este fenómeno consiste en  el incremento de las superficies artificiales de manera permanente y su correlación con los altos grados de impermeabilidad de los materiales utilizados, afectando gran parte de las propiedades edafo-biológicas del territorio y dando lugar a pérdida irreversible del suelo y la mayoría de sus servicios ecosistémicos. La cantidad de suelo agrícola disponible en todo el mundo se ha reducido de 0,45 hectáreas por persona en 1961 a 0,20 hectáreas por persona en 2020. Para 2050, la cantidad de suelo disponible por persona será de apenas 0,10 hectáreas, según los cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Pero también los suelos rurales se exponen a los problemas de compactación (por maquinaria agrícola o por pisoteo del ganado ) originando un aumento de la escorrentía al perder el suelo la capacidad de retener agua por efecto de la impermeabilización (sellado de la superficie) o debido a la destrucción de la estructura del suelo, y por tanto, de la cantidad de poros y su conectividad.

¿Y el cambio climático?

Las predicciones de calentamiento global apuntan a que el área mediterránea es especialmente vulnerable a los efectos de la aceleración del cambio climático, entre ellos, un incremento de los fenómenos climáticos extremos. Estos efectos, como las lluvias torrenciales, se han convertido por desgracia en protagonistas actuales de algunas localidades del mediterráneo español convirtiéndose en una auténtica catástrofe a nivel humano, perdiéndose negocios, propiedades, cultivos, incluso cobrándose vidas de personas. Desde la perspectiva ambiental también ha supuesto un enorme daño: la pérdida de suelo supone la pérdida del soporte de la vida. ¿Se podría cuantificar esta la pérdida de suelo? Con los avances tecnológicos de los que disponemos seguro que se pueden ofrecer estimaciones para comprobar como en tan solo unos días, desaparecieron por efecto de la DANA toneladas de suelo para las que se necesitaron centenares de años de formación. 

Fue en noviembre de 2020 cuando se emitió el Primer Informe de Evaluación del Mediterráneo (MAR1) elaborado por la red independiente de expertos mediterráneos sobre cambio climático y ambiental (MedECC). Dicho informe evalúa los mejores conocimientos científicos disponibles sobre el cambio climático y ambiental y los riesgos asociados en la cuenca mediterránea con el fin de hacerlos accesibles a los responsables políticos, las partes interesadas y la ciudadanía. El informe fue elaborado por casi 190 científicos de 25 países, todos ellos contribuyendo a título individual y sin compensación económica. Es por lo tanto la ciencia, una vez más, la que debe ser tenida en cuenta a la hora de tomar decisiones socio-políticas frente a cualquier otro tipo de intereses.

Fotografía de mano abierta sosteniendo un puñado de tierra

Cuidar los suelos: medir, monitorear y gestionar

En general los suelos necesitan manejos sostenibles que permitan protegerlos y restaurarlos. La campaña de este año elegida por Naciones Unidas para la celebración de esta efeméride es Cuidar los suelos: medir, monitorear y gestionar y pretende poner énfasis en las medidas que se pueden llevar a cabo para gestionar de manera sostenible los suelos. Las prácticas de gestión del suelo, como la labranza mínima, la rotación de cultivos, la adición de materia orgánica y las cubiertas vegetales, mejoran la salud del suelo, reducen la erosión y la contaminación y mejoran la infiltración y el almacenamiento del agua. Estas prácticas también preservan la biodiversidad del suelo, mejoran la fertilidad y contribuyen a la retención de carbono, desempeñando un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.

Ciencia ciudadana para analizar la fertilidad de los suelos

El proyecto ‘Andalucía + ciencia ciudadana’, impulsado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y coordinado por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide, pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes de la región. En concreto, supone la implicación activa de una comunidad para dar respuesta a un problema cercano con acciones basadas en el conocimiento, en este caso la conservación de un recurso desconocido como el suelo.

La iniciativa parte de la hipótesis que los suelos mejor conservados y cubiertos por mayor diversidad vegetal albergarán una mayor abundancia y la diversidad de microfauna edáfica (como ácaros o colémbolos). Asimismo, estos suelos más biodiversos descompondrán la materia orgánica con más facilidad.

Para medir esta capacidad de descomposición, el proyecto se desarrolla en dos escenarios de análisis. Por un lado, los terrenos del IES Virgen de Valme, en Dos Hermanas, y, por otro, la huerta de la asociación Enredaos con la Tierra de La Puebla el Río, que abastece a un centenar de familias.


Para saber más:
Diez curiosidades sobre el suelo
Cuidar los suelos: medir, monitorear y gestionar
Portal de suelos de la FAO
Experimentos con suelos para niños
Los suelos almacenan y filtran agua
Plan Andaluz de Acción por el Clima

Asesoría científica:
Carmen Segura.
Departamento de Edafología y Química Agrícola (Universidad de Granada)

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