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Un equipo internacional de biólogos ha publicado recientemente un estudio, llevado a cabo en Perú y sur de Ecuador, en el que demuestran que la captura de las especies más demandadas de loros y guacamayos, para su uso como mascotas, es muy superior a lo que permitiría su disponibilidad en el medio natural de estas regiones del trópico.
Este estudio analizará desde el punto de vista tanto ecológico como social las dificultades que viven las pesquerías artesanales en las costas de ambos continentes.
Investigadores del CSIC muestran cómo el deshielo causado por el aumento de temperatura deriva en mayores emisiones oceánicas de mercurio a la atmósfera en la región. El trabajo revela que la deposición de mercurio sobre la superficie del hielo ártico se triplicó al comienzo del Holoceno comparado con el último ciclo glacial.
Un artículo publicado en la revista Nature con participación del CREAF y, liderado por la Universidad de Leeds, revela que el cambio climático está debilitando los bosques del Amazonas occidental y meridional.
Mediante la utilización de dos décadas de mediciones satelitales de la NASA almacenadas en la nube, los científicos evaluaron recientemente la vulnerabilidad al blanqueamiento y el colapso de los famosos arrecifes de coral de Belice. Los hallazgos podrían ayudar a las autoridades que gestionan estos recursos a proteger estos arrecifes de los impactos de la actividad humana, como el desarrollo, la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático.
Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Alicante señala que los contaminantes preocupantes pueden dispersarse a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras e, incluso, con el agua de lluvia que discurre por la superficie de un terreno y llegar hasta los ecosistemas naturales.
El Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS) colabora en una investigación internacional que describe dos nuevas especies de este peculiar organismo en Asia.
Aunque las realidades económicas y políticas son determinantes, el temor a las fugas de CO₂ a la superficie ha provocado retrasos en la implementación generalizada de esta tecnología. Un miedo que, según nuestros estudios, no tiene por qué hacerse realidad.