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Fotografía ilustrativa del artículo
| 01 Jul 2019

Desarrollan un sistema para predecir la cosecha del olivar sólo con datos climáticos y de polen

Investigadores de la Universidad de Jaén han creado un modelo que permite conocer el volumen de la siguiente cosecha del olivar con sólo tres variables: días con alto nivel de polen, lluvias de octubre a diciembre, y datos de la temperatura de enero a marzo. El resultado se obtiene mediante un programa estadístico que también puede analizar el cambio climático sobre la polinización del olivo, muy vinculada con la alergia.

Investigadores del grupo Geobotánica y Palinología: aplicaciones al medio natural de la Universidad de Jaén han desarrollado un sistema para predecir la futura cosecha del olivar. El programa combina datos de niveles de polen, precipitaciones y temperatura para anticipar el volumen de toneladas con una precisión del 89%. El modelo permite, además de planificar estrategias comerciales de la futura campaña, analizar la relación entre la polinización del olivo y el cambio climático, tan unido a la alergia.

Floración de un olivo.

Los expertos obtuvieron el resultado después de cruzar secuencias anuales de 14 variables diferentes, tanto aerobiológicas como meteorológicas. “Al interpretar los datos, hemos detectado la combinación que daba mayor precisión, pues la comparamos con las cosechas que finalmente se produjeron”, explica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén Fátima Aguilera, autora del estudio.

Una de las mejoras que aportan los investigadores es que obtienen la pñredicción de cosecha con sólo tres variables. Se trata de las precipitaciones de octubre a diciembre del año previo, la media de las temperaturas máximas de enero a marzo y, sobre todo, los días con máximos de polen en aire.

Fátima Aguilera, investigadora de la Universidad de Jaén responsable de este estudio.

Esta última variable es la clave del nuevo sistema para conocer cuántas toneladas tendrá la siguiente cosecha de aceituna. “El número de días con concentraciones mayores de 400 granos de polen de olivo por metro cúbico en aire es la variable que aporta mayor información al modelo estadístico”, explica Aguilera.

La estimación del dato de las toneladas que se cosecharán tiene un ajuste del 89% de acierto, es decir, un mejor nivel de precisión que con métodos anteriores. Los expertos obtienen la cifra con meses de antelación, pues en julio conocen el volumen total. “Esto facilita a la principal industria agroalimentaria jiennense las estrategias de marketing, comercialización, almacenamiento, o contratación de personal”, informa la experta.

Los investigadores han validado este método y arroja resultados óptimos. “Este verano obtendremos la primera prueba real”, precisa.

Hasta que los investigadores concluyeron el estudio ‘A new aerobiological indicator to optimize the prediction of the olive crop yield in intensive farming areas of southern Spain’, publicado en la revista Agricultural and Forest Meteorology, los cálculos de cosechas se basaban sobre todo en las observaciones de fruto cuajado en campo. “Obtenían datos en su mayoría subjetivos, después de un gran trabajo de campo y que no permitían obtener predicciones con tanta antelación ni, en general, con tanta precisión estadística”, explica Aguilera.

Los investigadores resaltan la gran cantidad de datos, así como la duración del periodo de tiempo estudiado. “Se han realizado con anterioridad varios trabajos con predicciones de base aerobiológica, pero se nos ocurrió testar las concentraciones de polen al disponer ya de información acumulada durante 23 años, de 1994 a 2016, suficientemente amplia para obtener predicciones fiables”, explica la experta.

El nuevo modelo puede aplicarse a otras regiones olivareras y de similares condiciones climáticas. Incluso resulta factible diseñar modelos comarcales, aunque todavía faltan datos locales para ello. El sistema también puede ajustarse a zonas agrícolas de Córdoba y Sevilla porque climáticamente se parecen, añade la investigadora, y a otros cultivos con altas concentraciones de polen disperso en aire.

Cambio climático

La importancia socio-económica del cultivo del olivo para la región mediterránea y Andalucía en particular hacen necesarios estos estudios, considera Aguilera. “Además, se puede inferir cómo afectará el cambio climático a la producción de cosecha en la zona, imprescindible para planificar muchas de las actividades realizadas por el sector oleícola”, añade la investigadora.

Grano de polen.

El siguiente paso será relacionar biología reproductiva del olivo, series temporales y cambio climático. Los investigadores han analizado una decena de especies vegetales ornamentales en Jaén, y creen evidente que existe un cambio climático con aumento de temperatura, al que se están adaptando las plantas. “Vemos que hay un adelanto y un alargamiento del periodo de floración, lo cual incide en más días de síntomas de alergia entre la población”, señala la investigadora.

El estudio se ha prolongado durante seis meses por parte del grupo RNM350 con la financiación del plan propio de la Universidad de Jaén.

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