Huertos urbanos
Un reciente estudio realizado en 14 huertos urbanos y uno periurbano de las provincias de Sevilla, Huelva y Córdoba ha puesto de manifiesto que el consumo de las hortalizas de estos huertos no resulta peligroso para la salud por los metales pesados que se ingieren.
Este trabajo surge ante la necesidad de dar respuesta a dos de los retos a los que se enfrenta actualmente la humanidad: la escasez de alimentos a nivel mundial y la contaminación atmosférica de las ciudades (la OMS estima que el 99 % de la población está expuesta a niveles de contaminación superiores a los recomendables).
Hay un contraste evidente entre el centro y la periferia en las ciudades ocasionado por la mayor concentración demográfica y las fuentes de calor. Esto provoca un incremento de la morbilidad urbana, especialmente en las enfermedades crónicas en niños y personas mayores.
Las personas necesitamos encontrar vías alternativas de consumo y de vida. Esta es la lección aprendida después de una pandemia mundial vinculada a la globalización y la destrucción de la naturaleza que se suma a la situación actual de crisis climática.
Desde el inicio del siglo XX ha crecido el interés por promover, crear y fomentar la agricultura urbana en las ciudades. Ya en los años 20 del pasado siglo aparecieron iniciativas de huertos educativos en distintos colegios estadounidenses.