etología
Investigaciones sobre el cerebro, el sistema nervioso y otros tejidos blandos que dejaron marcas en el cráneo de estas criaturas nos revelan sus capacidades cognitivas, así como también sus limitaciones.
Cuando anidan, estos animales tienen períodos de sueño de más de once horas al día, pero no todos a la vez. Además, se quedan dormidos en miles de ocasiones, pero solo durante unos cuatro segundos, para poder mantener la vigilancia sobre sus nidos.
El CSIC ha encabezado un estudio, en el que han participado otras universidades españolas, que sugiere que este comportamiento sexual juega un papel importante en el mantenimiento de las relaciones sociales y la mitigación de los conflictos. Los resultados, que se han publicado en la revista Nature Communications, ponen de manifiesto que esta forma de establecer, mantener y aumentar los vínculos entre miembros de un mismo grupo es prevalente en primates.
Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) comprueba que los compuestos químicos que se encuentran en las heces del lobo Ibérico, Canis lupus signatus, sirven como señales que utilizan para comunicarse con otros lobos.
El equipo científico de la Universidad de Granada, la Estación Biológica de Doñana, la Universidad Miguel Hernández, la Universidad de Sevilla y la Universidad de Alicante ha descubierto que los buitres presentan patrones de alimentación distintos según el lugar donde crían, con independencia de los recursos disponibles.
Los gorriones, a diferencia de otros animales, no emplean el olfato a la hora de elegir pareja con un sistema inmune distinto. Es lo que concluye un estudio en el que participan investigadoras del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Por primera vez, un estudio aporta evidencias de que, además de la comunicación mediante señales químicas, los osos pardos, Ursus arctos, realizan señales visuales arrancando la corteza de ciertos árboles para comunicarse.
Por primera vez, un estudio en la que participa la Estación Biológica de Doñana (EBD) aporta evidencias de que, además de la comunicación mediante señales químicas, los osos pardos, Ursus arctos, realizan señales visuales arrancando y mordiendo la corteza de ciertos árboles para comunicarse durante la época de reproducción. De esta forma, las marcas ayudan a localizar las áreas reproductivas de la especie, un dato crucial para el éxito de los planes de conservación.
Un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California ha descubierto cómo las abejas, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, pueden surfear por el agua para moverse y poder volver a tierra cuando se quedan atrapadas.