Noticias
Un equipo del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) del centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Cádiz, en colaboración con investigadores de la Universidad de Bangor de Reino Unido y del Museo de Historia Natural de Israel, revela que esta área es especialmente vulnerable a las invasiones procedentes del Mar Mediterráneo y de la costa oeste africana, en este último caso acentuadas por el calentamiento global. Estas especies introducidas pueden volverse invasoras en el nuevo entorno, causando impactos económicos y ecológicos tan importantes que despiertan la preocupación de los pescadores.
Dos humedales con una superficie media de 8 hectáreas cada uno han aparecido en la orilla izquierda del Guadalquivir. La singularidad, en una zona donde estos ecosistemas no son escasos, deriva de que han sido construidos en zonas muy alteradas, y como un traje a medida para la numerosa avifauna de un río y sus orillas, incluidos dentro de la Red Natura.
Los atunes de la almadraba gaditana ya no se izan al barco entre espuma y sangre, con bicheros que enganchan su gigantesco cuerpo. Ahora, un buzo armado de un arpón, va sacrificándolos uno a uno dentro del copo. La causa es la mejora en el sabor del animal.
Conocida popularmente como ‘morra’, su nombre científico es 'Cynara tournefortii', una especie incluida en la Lista Roja de la Flora Vascular Española y que forma parte de un grupo de cinco plantas amenazadas con el que ha estado investigando el Real Jardín Botánico del CSIC. La última vez que se redescubrió este endemismo en el campo fue en la provincia de Sevilla en el año 2016. El trabajo con esta especie se inició en 2010 con el estudio de dos poblaciones, una cerca de la playa de Bolonia y otra en Alcalá de los Gazules, ambas en la provincia de Cádiz.
Un grupo de investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Cádiz alerta de que estos crustáceos huyen de los componentes de los factores de protección de rayos ultravioleta a entornos más limpios con los correspondientes cambios que estos desplazamientos provocan en el ecosistema.
Las costras biológicas, compuestas por comunidades de organismos que viven en la superficie del suelo, pueden mitigar los efectos inducidos por el aumento de temperatura y la disminución de lluvia sobre la disponibilidad de metales en el suelo. Así lo demuestra un experimento de campo de siete años de duración en el que participa la Universidad de Cádiz junto con investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Universidad de Alicante (UA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Un estudio de la Universidad de Cádiz ha podido determinar que existe una asociación positiva de la herriza o brezal mediterráneo, es decir, un ecosistema sin árboles, con las poblaciones de corzo andaluz: los cotos con más herriza tienen mejores poblaciones de corzo.
Los resultados de este estudio realizado por el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC), ponen en evidencia, por primera vez, la importancia de los patógenos del suelo para la regeneración forestal en bosques invadidos por el agresivo patógeno exótico 'Phytophthora cinnamomi'. El número de patógenos exóticos se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas a nivel mundial, en gran parte debido a su introducción en plantas usadas en repoblaciones forestales.