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Un estudio desarrollado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha abierto una nueva vía para aumentar la…
Los últimos 30 años de la vida de James B. McClintock están dedicados a la investigación de la Antártida. Ha estado en Valencia para contar parte de esta carrera de fondo que le ha dado “la oportunidad única de presenciar los efectos dramáticos del cambio climático” con sus propios ojos. Por la relevancia de sus estudios, una zona de la costa antártica lleva su nombre. Actualmente es profesor en la Universidad de Alabama en Birmingham (EE UU).
Si en 2014 la temperatura global subiera 3,5 ºC de media, en Europa se multiplicarían por siete las sequías, por tres las inundaciones y la mortalidad se duplicaría. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, que ha modelizado qué pasaría si trasladáramos la Europa actual al escenario que se prevé para 2080.
Los flavivirus son un género de virus responsables de enfermedades infecciosas como el dengue, la fiebre amarilla o la encefalitis, afecciones que se transmiten al hombre a través de la picadura de un insecto que actúa como vector. Un nuevo estudio revela que las aves marinas, como las gaviotas de patas amarillas, pueden ser reservorios de estos virus.
Entre las principales causas de regresión de esta especie catalogada como vulnerable se encuentra la regeneración de playas.
El número de plantas de flores grandes podría verse reducido en las áreas mediterráneas.
Un estudio publicado hoy en la revista PNAS predice que el cambio climático podría modificar la productividad de los campos de olivos en la cuenca del Mediterráneo. Según los autores, hay regiones que aumentarían su rendimiento y otras, sin embargo, podrían quedar desiertas. En España, el modelo prevé un aumento en el beneficio neto, a pesar de que en la zona central del país este beneficio disminuye.
Hoy se cumplen 25 años de una de las mayores catástrofes medioambientales de EE UU. El petrolero Exxon Valdez encallaba el 24 de marzo de 1989 en el golfo de Alaska y como consecuencia 38.000 toneladas de crudo se vertían al mar. Sus consecuencias ecológicas, económicas y sociales perduran hasta nuestros días. Numerosos estudios detallan las secuelas aún tangibles de la tragedia.