Fotografía ilustrativa del artículo
| 14 Sep 2020

Los claros del bosque, clave para la conservación de los murciélagos

Autoría: Elena Tena López, José Luis Tellería

Fuente: The Conversation

biodiversidad , bosques , murciélagos

Se conoce como claros de bosque o gaps a pequeñas brechas dentro de un bosque. Pueden ser generados de manera artificial (por ejemplo, por inclemencias del tiempo, como una nevada, viento o un rayo de una tormenta que tira un árbol y crea un abierto entre una masa continua de árboles) o de manera artificial (por una tala o una entresaca de madera).

Estos espacios constituyen pequeños microhábitats que contribuyen a aumentar la biodiversidad dentro de un bosque. Favorecen la regeneración de nuevas especies de plantas, y consecuentemente de nuevas especies de fauna como insectos, aves y murciélagos.

El elevado número de especies dentro de los gaps ha sido demostrado en muchos artículos científicos de zonas tropicales, y concretamente con murciélagos. Estos mamíferos alados utilizan los claros para alimentarse y desplazarse.

Los murciélagos de los pinares.

Investigadores del Grupo de Biología Evolutiva y de la Conservación de la Universidad Complutense de Madrid, junto con la Universidad de Alcalá y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales hemos estudiado si la riqueza y la actividad de las especies de murciélagos son más altas en los claros de dentro de un gran bosque de pino silvestre (Pinus sylvestris) que en la zona arbolada. Es la primera vez que se compara de esta forma la diversidad de estos mamíferos en zonas de bosques templado.

Los gaps actúan como pequeños parches de plantas herbáceas dentro de las grandes masas de árboles de pino silvestre, que acaban atrayendo a su vez insectos y, posteriormente, a otra fauna como los murciélagos.

Debido a que todos los murciélagos de Europa son insectívoros, los claros suponen buenas zonas de caza para ellos. También se ha visto que, al crear un efecto de borde –sirven de linde o límite entre el bosque y el pastizal–, los murciélagos pueden usar estos bordes o ecotonos como corredores para desplazarse y moverse entre las diferentes teselas del paisaje.

Muchos de estos animales pueden estar refugiados en el bosque y, al llegar la noche, moverse dentro del bosque entre sus claros, que proporcionan así una perfecta combinación entre las zonas de refugio y las de alimentación.

¿Cómo estudiamos a los murciélagos?

Se utilizan detectores de ultrasonidos para registrar la diversidad y actividad de murciélagos durante diez noches entre los meses de julio y agosto de 2016 y 2017.

Los murciélagos utilizan los ultrasonidos para poder desplazarse y ubicarse en el espacio. En función del rebote de su propio sonido con los objetos del entorno, el animal es capaz de percibir distancia y tamaño del obstáculo y hasta si se trata de una presa.

Los sonidos que emiten generalmente están por encima de nuestro rango audible (a partir de 20 kHz hasta 120 kHz), por lo que necesitamos micrófonos especializados que registran estos sonidos. Posteriormente, podemos observar en un ordenador sus sonogramas en imagen y, midiendo una serie de parámetros, podemos identificar la especies en muchos de los casos.

De esta forma, sin necesidad de manipular a los animales ni causarles ningún estrés, podemos saber si el murciélago está de paso, cazando o interactuando con otros.

Utilizamos 18 detectores que se repartieron por pares: se colocaba un detector en el claro de bosque y otro detector a unos 250 metros de distancia en el bosque. Así, teníamos la comparativa in situ de la diversidad y actividad del gap y del bosque adyacente.

Más diversidad y actividad en los claros.

Analizando las 228.108 llamadas de murciélagos registradas, pudimos comprobar que la riqueza de especies y la actividad de la comunidad de murciélagos eran mayores en los claros que en los puntos de control adyacentes. Se detectó un patrón similar en las especies de murciélagos forestales que son más sensibles.

Estos resultados señalan la importancia de los gaps para la comunidad de murciélagos forestales y, por tanto, la necesidad de manejar estos espacios para mejorar su conservación dentro de grandes áreas de cobertura arbórea continua.

Evidentemente, no estamos diciendo con esto que haya que acabar con los bosques, pero sí que, para las especies forestales de murciélagos, mantener y manejar los claros existentes en el bosque ayuda a mantener su riqueza y actividad.

¿Por qué conservar los murciélagos?

Desafortunadamente, muchos animales tienen una inmerecida connotación negativa, como es el caso de los murciélagos. Se les ha relacionado mucho últimamente con el coronavirus. Sin embargo, a día de hoy, la fuente de la pandemia de COVID-19 sigue siendo desconocida.

El hallazgo de coronavirus semejantes al SARS-CoV-2 en pangolines sugiere que este grupo de virus no es exclusivo de murciélagos y que su espectro de huéspedes naturales podría ser más amplio de lo que se creía. Además, ni los murciélagos ni cualquier otro animal tienen ya papel alguno en el progreso de la epidemia, que se basa en la transmisión de persona a persona.

Con independencia de cuál haya sido la fuente de esta pandemia, el comercio ilegal y la venta sin control sanitario de especies animales silvestres son claros factores causales. Para prevenir futuras pandemias, la comunidad internacional debería intensificar su lucha contra esta lacra para la salud y la biodiversidad.

Los murciélagos aportan importantes servicios ecosistémicos:

  • Son polinizadores de plantas tan útiles como los plátanos o el ágave del tequila.
  • Actúan como dispersores de semillas. Al ser mamíferos voladores, pueden transportarlas a grandes distancias e incluso entre islas.
  • Sirven para controlar las poblaciones de insectos. Un murciélago común en época de máxima actividad, puede llegar a ingerir hasta 3 000 insectos por noche, dos tercios de su propio peso en insectos.

Serían necesarios millones de euros y toneladas de pesticidas para sustituir su papel controlando las plagas de los cultivos. Además, los murciélagos se alimentan, entre otros, de mosquitos hematófagos que pueden transmitir enfermedades como la malaria.

Desgraciadamente, a pesar de su enorme éxito evolutivo en todos los continentes, con más de 1.400 especies (35 en España), los murciélagos son muy sensibles a las alteraciones ambientales. Por ello, la investigación de estas especies sigue siendo muy necesaria.

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