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| 12 Feb 2024

La nueva población de pinzón azul de Gran Canaria es genéticamente viable y se ha multiplicado por 14 en 9 años

aves , biodiversidad , endemismo , islas canarias

El pinzón azul de Gran Canaria, Fringilla polatzeki, es un ave endémica de las Islas Canarias que, con una densidad que oscila entre las 9 y las 16 aves/km2, ostenta el triste récord de tener la menor densidad registrada para pequeños pájaros forestales en el Paleártico.

Esto, sumado a que hasta hace apenas 10 años solo existía una población de alrededor de 300 adultos en los 40 km2 de la Reserva Natural Integral de Inagua, en Gran Canaria, lo convierten en un firme candidato para pasar a formar parte del listado de especies extintas del planeta. Sin embargo, gracias a las acciones de conservación emprendidas, la situación de la especie ha mejorado sensiblemente. Así lo demuestra un trabajo publicado en la revista Animal Conservation en el que han comprobado el éxito de las acciones emprendidas en la isla. En concreto, han evaluado la viabilidad de la población que fue translocada (traslado de algunos ejemplares a una zona distinta a la que habitan para tratar de establecer una nueva población viable) al bosque de La Cumbre. Los ejemplares de la nueva población provenían tanto de ejemplares criados en cautividad como de individuos juveniles de la población de Inagua.

Aunque la población en su hábitat natural de Inagua se ha mantenido relativamente estable a lo largo de los años, el devastador incendio forestal de 2007 la redujo a la mitad, por eso en 2010 se inició este programa de translocación con el ambicioso objetivo de establecer una población reproductora adicional. El exhaustivo estudio del equipo de investigación, liderado por el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), Luis M. Carrascal, ha confirmado el crecimiento constante de la población de La Cumbre que pasó de estar formada por solo dos parejas reproductoras en 2010 a 29 en 2019. En la investigación, que se enmarca dentro del proyecto LIFE+Pinzon, también han participado la Universidad de Oviedo y el Cabildo de Gran Canaria.

“Además de contabilizar ejemplares, hemos evaluado la viabilidad de la población translocada en La Cumbre mediante una serie de indicadores que incluyen parámetros genéticos, éxito reproductor, datos de temperatura ambiental y variables biométricas que informan de la condición corporal de las aves nacidas en estado salvaje”, aclara Carrascal. Los hallazgos del estudio revelan que el éxito reproductivo en La Cumbre es similar al de la población de Inagua. “Además, las medidas biométricas de los juveniles nacidos en libertad, que incluyen la longitud de las plumas y su simetría y nos indican que no sufren estrés fisiológico, no mostraron diferencias significativas entre las dos poblaciones durante cinco años consecutivos. Esto subraya el crecimiento y la condición física similares de los juveniles tanto en Inagua como en La Cumbre”, continúa el investigador del MNCN.

Desde el punto de vista genético los resultados revelaron que, frente a lo que se esperaba y pese al reducido número de ejemplares, los parámetros de endogamia, diversidad y parentesco en la nueva población son similares a los del núcleo de Inagua. Según el investigador de la Universidad de Oviedo Juan Carlos Illera: “Este análisis genético es un signo alentador para la sostenibilidad a largo plazo del grupo translocado en La Cumbre, sobre todo considerando su cercanía a Inagua y el flujo génico entre ambas poblaciones”.

“Elegimos el emplazamiento de La Cumbre porque, al estar a mayor altitud, es un área más fresca en comparación con Inagua”, apunta Alejandro Delgado, uno de los técnicos que ha colaborado en la investigación. “Es probable que las condiciones ambientales, con temperaturas medias más bajas y la menor exposición al calor por encima de los 30ºC, mitiguen los efectos adversos del calentamiento global sobre estas aves, mejorando su viabilidad a corto plazo”, comenta Domingo Trujillo también colaborador técnico del proyecto LIFE+pinzón.

Translocar para conservar

En el difícil contexto de la transformación del medio natural y del calentamiento global, los programas de conservación pueden suponer una estrategia vital para las especies amenazadas. Estas iniciativas, que implican el traslado de individuos desde las poblaciones de origen o la cría en cautividad, pretenden reforzar la diversidad genética y la capacidad de recuperación de las poblaciones, facilitando que puedan resistir mejor las fluctuaciones medioambientales, catástrofes naturales como los grandes incendios o las enfermedades. “Hay que estudiar bien las condiciones de su puesta en marcha para no provocar efectos no deseados, pero estas medidas pueden conducir al establecimiento de nuevas poblaciones viables de especies con hábitats limitados”, comenta Carrascal.

En el caso concreto del pinzón azul de Gran Canaria, se ha realizado un enfoque proactivo de conservación que ha sido financiado por las instituciones canarias y apoyado por la Unión Europea a través del proyecto LIFE+Pinzón. “El éxito del programa es un testimonio de la cuidadosa planificación y ejecución de las estrategias de conservación llevadas a cabo”, resume Carrrascal. “El destino del pinzón azul de Gran Canaria, ahora en la balanza, podría ser un testimonio de la eficacia de tales métodos de conservación y una alegría para todas aquellas personas que aman la naturaleza”, concluye el investigador.

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