La Universidad de Córdoba colabora con un proyecto de la Universidad de Almería para probar APIStrip, una nueva herramienta para el muestreo de contaminantes ambientales a través de colonias de abejas. Se basa en el uso de una tira de poliestireno sobre la que se aplica una solución concentrada de Tenax, un producto que sirve para recoger las muestras que portan las abejas y, posteriormente, pesticidas y contaminantes adsorbidos en su superficie se extraen y analizan. Hasta ahora, con este método, se pueden detectar hasta 442 tipos de plaguicidas.
Las colonias de abejas melíferas son bioindicadores de la contaminación ambiental que hay en la zona, ya que se impregnan de todo lo que hay en el ambiente, incluidos los contaminantes, y acaban transportándolos hasta las colmenas.
Las abejas muestrean un significativo rango de espacios, ya que tiene un amplio radio de vuelo, impregnándose de lo que se acumula en el aire, árboles y flores, suelo y agua. Además, cuando llega a la colmena también transporta el néctar que ha recolectado, que va pasando a otras abejas, repartiéndolo por toda la colmena. Sin embargo, el uso de colmenas para conocer el estado de la contaminación ambiental implica la captura de abejas y extracción de lo que ingieren o transportan en la superficie del cuerpo. O extraer muestras de cría, reservas de polen y miel. Todo ello laborioso y, a veces, agresivo para la colmena.
Con la intención de seguir obteniendo la información sobre la contaminación ambiental que otorgan las abejas, sin alterar el funcionamiento normal de las colmenas, el profesor José Manuel Flores, del departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba, ha colaborado con un proyecto europeo de la Universidad de Almería, poniendo en marcha APISTrip, una herramienta para muestrear contaminantes en colmenas de manera no invasiva.
APIStrip (Adsorb Pesticide In-hive Strip) se basa en el uso de una tira de poliestireno sobre la que se aplica una solución concentrada de Tenax, un producto que sirve para recoger las muestras que portan las abejas y, posteriormente, pesticidas y contaminantes adsorbidos en su superficie se extraen y analizan. Hasta ahora, con este método, se pueden detectar hasta 442 tipos de plaguicidas.
A la hora de validar esta tecnología se han hecho estudios de campo en Córdoba y en Dinamarca. El profesor José Manuel Flores ha dirigido varios ensayos de APIStrip en la colonia de abejas del Campus de Rabanales, en los que se testaron diferentes cantidades de producto, diferentes lugares para posicionar la tira y distintos tiempos de permanencia de la APIStrip en las colmenas, determinando que 14 días es el tiempo con una tira de 5×10 cm con 1g de Tenax es el método óptimo para extraer los contaminantes.
Uno de los principales riesgos tóxicos para las abejas se deriva de los tratamientos aplicados por los apicultores para controlar un ácaro parásito y el uso de productos fitosanitarios cercanos. Con el muestreo en Dinamarca se encontraron hasta 40 residuos de pesticidas diferentes.
Con esta metodología, la abeja se convierte en colectora de muestras de su entorno y bioindicador de la contaminación ambiental, sin sufrir ningún desajuste de su ritmo normal, permitiendo así conocer el estado ambiental del entorno y la planificación de acciones para mejorar la salud del ambiente.
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