Desvelan la importancia de la diversidad vegetal en el funcionamiento de los ecosistemas fluviales a escala global.
Este estudio internacional, en el que participa la Universidad de Almería, expone que la descomposición de hojarasca es un proceso crítico en los ecosistemas fluviales, y juega un notable papel en los intercambios de carbono entre la biosfera y la atmósfera, todo ello con potenciales retroalimentaciones sobre el clima global. Además, este trabajo apunta a la diversidad vegetal como factor principal que afecta a la descomposición de materia orgánica.
“¿Cuánto importa la diversidad de los bosques para el funcionamiento de los ecosistemas fluviales?”. A raíz de esta cuestión se ha producido una aportación de gran relevancia no solo para próximos estudios en el ámbito científico, sino para la toma de decisiones sobre las prácticas forestales, en particular en los bosques tropicales del planeta. De hecho, se ha abierto una nueva perspectiva, recogida en los resultados del experimento global publicado en la revista Science Advances, y cuyo título es ‘Latitude dictates plant diversity effects on instream decomposition’.
En este trabajo, que forma parte de un proyecto denominado DecoDiv, coordinado por Luz Boyero, profesora de investigación de la Universidad del País Vasco, han participado dos científicos de la Universidad de Almería (UAL), Jesús Casas, responsable del Grupo de Investigación RNM-346 ‘Ecología Acuática y Acuicultura’, y Juan Rubio-Ríos, uno de los integrantes del mismo. Ambos han formado parte de un amplio equipo multidisciplinar, al reunirse en torno a este estudio de reciente publicación más de cuarenta grupos de investigación de todo el mundo, todos integrados en la red de investigación GLOBE, coordinada por la misma Luz Boyero.
Ahí se encuentra la explicación del proceso seguido hasta la realización de proyecto, y en ese sentido cabe destacar que, textualmente, “la descomposición de hojarasca es un proceso crítico en los ecosistemas fluviales, y juega un notable papel en los intercambios de carbono entre la biosfera y la atmósfera, todo ello con potenciales retroalimentaciones sobre el clima global”. Este estudio, coordinado a escala global y sin precedente en su ámbito, apunta a la diversidad vegetal como “factor principal que afecta a la descomposición de materia orgánica”.
Los resultados demuestran que “una alta diversidad funcional del detrito hojarasca, en términos de dureza, nutrientes y presencia de sustancias tóxicas, estimula más la descomposición en latitudes bajas próximas al Ecuador que en regiones frías, en las que los detritívoros usan recursos diversos menos eficientemente que en los trópicos”. Por lo tanto, dicha diversidad de los árboles afecta notablemente a los ecosistemas fluviales, cuyo funcionamiento puede ser particularmente vulnerable a las prácticas forestales que impactan a los bosques tropicales autóctonos. Se trata de dar respuesta a una cuestión clave en la ecología contemporánea: conocer cómo afecta esta pérdida de diversidad biológica al funcionamiento de los ecosistemas.
La descomposición de la hojarasca de árboles es un proceso clave en los ríos de cabecera, con importantes consecuencias para el ciclo local y global del carbono, y esta investigación clarifica la afectación que tiene la pérdida de riqueza vegetal en las tasas de descomposición. Para el trabajo de campo se ha realizado una amplia prospección, exploración y análisis en cuarenta arroyos distribuidos por el mundo, cuantificando la descomposición de mezclas de hojarascas que difieren en diversidad filogenética (baja versus alta) y comprobando a su vez cómo las diferencias entre la descomposición de ambos tipos de mezclas de hojarascas variaban entre latitudes.
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