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Fotografía ilustrativa del artículo
| 17 Dic 2020

Demuestran que los edificios en Doñana actúan como refugio duradero de vegetación rara en el espacio protegido

Un equipo de investigación de la Universidad de Sevilla concluye que el efecto de las construcciones en este entorno se extiende sólo sobre su área circundante, pero permanece durante varias décadas. Las plantas introducidas por la acción humana no invaden el parque natural, a menos que haya alteraciones en los ecosistemas.

El grupo de Ecología de Sistemas Agrarios, Ganaderos y Forestales del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla ha demostrado que las edificaciones aisladas dentro del Parque Nacional de Doñana actúan como refugio para especies vegetales adaptadas a fuertes perturbaciones e invasoras que permanecen a su alrededor pero no se extienden al resto del entorno. Además, el efecto de las construcciones sobre la vegetación circundante permanece al menos hasta 40 años tras el abandono.

Edificio abandonado en Doñana.

Los expertos concluyen que las comunidades vegetales asociadas a estas construcciones se caracterizan por ser especies cosmopolitas, es decir, con amplia distribución geográfica y ruderales, propias de lugares con fuertes perturbaciones provocadas por el ser humano. Además, observaron mayor riqueza de especies con estas características en los edificios abandonados que en los habitados, un hecho que atribuyen a los efectos negativos de la presencia humana y su actividad. Por otro lado, los investigadores detectaron que existen pocas especies exóticas asociadas a estos edificios. “En Doñana, a diferencia de otros espacios protegidos, el acceso es muy restringido. Pensamos que esto favorece la falta de especies exóticas que la acción humana suele transportar con su actividad”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Sevilla, José Carlos Muñoz.

Las observaciones muestran que los cambios en la vegetación asociados a los edificios de Doñana se mantienen, al menos, 40 años después de su abandono. Los investigadores lo relacionan con los cambios de suelo producidos por los materiales de construcción, que generan un microambiente que favorece ese efecto temporal. De esta manera, los asentamientos actúan como refugio duradero para especies de plantas raras en el resto del espacio protegido, que permanecen cerca de los edificios sin invadir los alrededores a menos que se produzca una gran perturbación.

En ese sentido, los expertos advierten que la demolición de los edificios abandonados podría generar grandes alteraciones que beneficiarían la propagación de especies invasoras. “Es posible que el derribo cause más daño que su conservación. Sería necesario considerar diferentes opciones de uso de estas construcciones que, además de tener valor patrimonial e histórico, son utilizadas como refugio por aves y otros animales”, advierte el investigador.

El estudio ‘Effects of buildings on plant composition and diversity in a Mediterranean protected area’ publicado en la revista Acta Oecologica analizó la vegetación asociada a seis edificaciones aisladas dentro del Parque Nacional de Doñana, dos las cuales se encuentran habitadas en la actualidad y el resto abandonadas. Para analizar la composición de la comunidad vegetal establecieron transectos, líneas perpendiculares al edificio, muestreando cada 10 metros la composición de las comunidades vegetales.

Edificación aislada y abandona dentro del Parque Nacional de Doñana.

Con los datos obtenidos se clasificaron las especies según su procedencia y su carácter funcional. En primer lugar, los expertos identificaron las tendencias de variación de especies asociadas a los edificios y a continuación examinaron sus diferencias respecto a las que se hallan en el área natural. Por último, basándose en las muestras recogidas y los datos de presencia, compararon la riqueza de especies entre las parcelas asociadas con los edificios y las vinculadas al área natural.

Procesos de urbanización en Doñana

La presencia de pequeñas poblaciones, granjas, cabañas para pastores, hoteles o pequeños centros de visitantes forman parte de la naturbanización, un término que describe los procesos de urbanización en áreas naturales protegidas o alrededores, motivados por su valor medioambiental y cultural. En el caso del Parque Nacional de Doñana existen doce edificios y aunque su presencia podría modificar la biodiversidad de estos entornos naturales, los expertos señalan que apenas se ha intentado describir la composición y características de la vegetación asociada. “Queríamos evaluar si las edificaciones estaban afectando a la composición de la vegetación y su diversidad, además de comprobar si las casas estaban rodeadas de una flora en particular y cuáles eran sus características”, comenta el investigador.

Las próximas investigaciones sobre el impacto de las edificaciones en el área socioeconómica del Parque Nacional de Doñana centrarán el análisis en urbanizaciones de las poblaciones onubenses de Matalascañas y Mazagón, próximas al área protegida, además de centros de visitantes y alojamientos rurales.

Los investigadores José Carlos Muñoz y Rocío Fernández establecieron transectos lineales que les permitió analizar la composición de las comunidades vegetales.

Este estudio ha tenido una duración de tres años y forma parte del proyecto Territorios en la Frontera: Costes Ambientales y Beneficios Territoriales de los Procesos de Naturbanización, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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