Un estudio demuestra cómo las praderas marinas europeas ofrecen signos de recuperación
Este trabajo, en el que participa la Universidad de Cádiz, muestra cómo un tercio del área europea de pastos marinos desapareció durante los años 70 y 80 del siglo XX. Sin embargo, desde la década de los 90, las tasas de pérdida se han reducido y las praderas marinas incluso se han recuperado en algunas zonas, posiblemente debido a las acciones de gestión ambiental de la Unión Europea para mejorar la calidad del agua, así como por iniciativas autonómicas o locales, en el caso de España.
En un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, se muestra que un tercio del área europea de pastos marinos desapareció durante los años 70 y 80 del siglo XX. Sin embargo, desde la década de los 90, las tasas de pérdida se han reducido y las praderas marinas incluso se han recuperado en algunas zonas, posiblemente debido a las acciones de gestión ambiental de la Unión Europea para mejorar la calidad del agua, así como por iniciativas autonómicas o locales, en el caso de España.
Este estudio internacional ha sido liderado por Carmen B. de los Santos del Centro de Ciencias do Mar (Portugal) en colaboración con la Universidad de Cádiz (UCA) e investigadores del Campus de Excelencia Internacional Global del Mar (CEI·Mar), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Universitat de Barcelona, Universitat d’Alacant, Instituto Español de Oceanografía (IEO), así como otras universidades y organismos de investigación europeos. Para realizar la investigación, se ha accedido a datos que se remontan a 1869 y se han recopilado otros nuevos sobre la densidad plantas, cubriéndose 737 localidades a lo largo de las costas de 25 países europeos.
Carmen de los Santos, investigadora del Centro de Ciências do Mar (CCMAR) y doctora por la Universidad de Cádiz, explica que las principales causas que provocaron la pérdida de este recurso natural fueron la degradación de la calidad del agua debido al aumento de los niveles de nutrientes, el desarrollo costero y las perturbaciones mecánicas (por ejemplo, anclaje de embarcaciones, arrastre de fondo, marisqueo incontrolado, etc.) y las enfermedades de la propia planta.
Sin embargo, tras el período de intenso declive señalado, las praderas marinas europeas muestran signos de recuperación. El investigador de CCMAR y profesor de la Universidad del Algarve, Rui Santos, destaca que los resultados son “realmente muy alentadores; al contrario de las tendencias mundiales, las tasas de pérdida en Europa se desaceleraron a finales del siglo XX. En algunos lugares, las praderas de pastos marinos incluso se han recuperado. Son resultados esperanzadores para los esfuerzos de conservación de los pastos marinos, ya que genera expectativas de resultados positivos de las acciones de gestión como la implementación de áreas marinas protegidas y la reducción de la carga de nutrientes”.
Las praderas marinas desempeñan unas funciones y servicios en los ecosistemas costeros valorados en más de 20.000 dólares por hectárea y año. Entre estos destacan el ser zonas de refugio para numerosas especies, muchas de ellas de gran interés económico, desempeñar un papel importante en el secuestro de carbono atmosférico, ofrecer protección costera frente a la erosión y albergar especies en peligro de extinción, como los caballitos de mar.
En la Bahía de Cádiz, la evolución de las praderas marinas se estudia desde 2005 de forma ininterrumpida por los investigadores del Área de Ecología de la UCA-CEI·Mar: José Lucas Pérez Lloréns, Fernando G. Brun, Juan José Vergara, Gloria Peralta e Ignacio Hernández, tanto en el marco de distintos proyectos de investigación nacionales y autonómicos como a través de la red de voluntariado ambiental FAMAR. De las cuatro especies de angiospermas marinas de las costas europeas, tres se encuentran en los fondos marinos de Cádiz. Las investigaciones desarrolladas por este equipo corroboran los resultados obtenidos en el estudio a nivel europeo, “si bien es cierto que hay que mantener la vigilancia para evitar que distintas actividades como el marisqueo incontrolado pongan en riesgo la salud de estos ecosistemas que tanto valor ambiental poseen”, afirma Pérez Llorens.
Según explica el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Juan Manuel Ruiz, “en España hay praderas de las cuatro especies de angiospermas marinas europeas que ocupan un total de 1.600 km2 del fondo marino entre 0 y 45 m de profundidad”. Las praderas más extensas son las de Posidonia oceánica, restringidas a la costa Mediterránea donde esta especie endémica es de crecimiento lento y forma praderas milenarias. “Los resultados de este estudio indican que es posible facilitar la recuperación de las praderas submarinas degradadas y los beneficios que proporcionan en un plazo de pocas décadas mediante actuaciones que mejoren las condiciones ambientales y políticas de conservación” concluye la investigadora del CSIC en el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats, Núria Marbà.
En Portugal, las praderas marinas más extensas se encuentran en Ria Formosa, Ria de Aveiro y en los estuarios de Sado, Tejo y Mondego. Rui Santos explica que “las praderas de pastos marinos portugueses se han visto muy afectadas en las últimas décadas, por lo que debemos aumentar nuestros esfuerzos para reducir los impactos negativos en nuestras praderas. Nuestro estudio trae optimismo, ya que muestra que la recuperación de los pastos marinos es posible y que las intervenciones en este medio pueden tener éxito”.
El estudio se ha realizado gracias a la financiación de programas de seguimiento del estado de conservación de las praderas europeas con fondos locales, autonómicos, nacionales y europeos y a la Acción europea COST “Seagrass productivity: from genes to ecosystem management“. Esta última ha permitido poner en común y analizar de forma global las series temporales de extensión, cobertura y abundancia de praderas submarinas existentes en Europa.
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