Fotografía ilustrativa del artículo
| 14 Jul 2019

Para cuidar el bosque hay que cortar árboles

El CREAF y la Diputación de Barcelona presentan un vídeo de animación dirigido a público escolar para explicar cómo la gestión forestal puede mejorar el crecimiento del bosque y reducir el impacto de los incendios.

incendios forestales , regeneración

Autoría: J.Luis Ordóñez

Fuente: CREAF

Si te acaba de saltar una alarma leyendo el título de esta entrada es que alguien hizo muy bien su trabajo en los años 80. Durante décadas habíamos concebido el bosque como un almacén industrial de madera y leña, y los árboles eran esa cosa que molesta para construir edificios y carreteras. Así que hubo que hacer mucha pedagogía para que aprendiéramos a valorar la naturaleza que nos acoge.

Y se consiguió. En buena medida, gracias a los más pequeños de la casa. No sólo porque fueron los primeros en asumir el compromiso de cuidar el bosque, sino también porque jugaron un papel clave como vigilantes incansables de la actitud de sus progenitores frente a la naturaleza. Y es que nuestros cachorros vencen y convencen; cuando no es con argumentos, es con puro amor.

La contrapartida a esa victoria es que, sin querer, se nos coló un prejuicio: 
¡Cortar árboles es un crimen! Y ahora que vivimos de otra manera y con un clima cada vez más extremo, resulta que cortar árboles no sólo no es un crimen, sino que es una herramienta imprescindible para evitar que muera de sed buena parte de nuestros paisajes y para reducir el riesgo de incendio que supone tantísima vegetación seca y apelmazada.

Con todo esto en la cabeza, algunas personas muy motivadas del CREAF y la Diputación de Barcelona decidimos crear un personaje animado y dirigirnos a un público escolar (infantil y juvenil), para explicar los resultados de los experimentos de gestión forestal que habíamos hecho conjuntamente en zonas donde estaban creciendo bosques de pino carrasco después de algunos incendios de finales del siglo pasado.

 

El fuego había dejado una alfombra de pequeños pinos que se fue transformando en un paisaje de árboles densamente apretados y débiles, convirtiendo el bosque creciente en un auténtico polvorín en caso de que llegara otro incendio. Entonces la Diputación cortó algunos árboles en algunas parcelas, para que los que quedaran crecieran mejor, y dejó los restos de la tala en el suelo. Y el CREAF hizo un seguimiento de esas parcelas.

Hubo controversia sobre si era bueno o malo dejar allí los restos, ya que era como secar una parte de los árboles y desperdigarlos por el suelo. ¿No sería eso peor, en caso de incendio?

Y ese otro incendio llegó en 2015. El resultado de los trabajos fue evidente: donde se cortaron árboles y se dejaron los restos, no sólo habían crecido mejor los árboles que quedaron, sino que además el impacto del fuego fue más leve. Hasta el punto en que en esas zonas, los bomberos pudieron controlar el incendio de una manera mucho más efectiva que allí donde no se había hecho nada.

Hoy, que se queman miles de hectáreas en el incendio de Ribera d’Ebre, esperamos que Xima, nuestra protagonista, nos ayude a entender mejor la importancia de la gestión forestal, no sólo para mantener el bosque en buenas condiciones, sino también para evitar que los grandes incendios vuelvan a arrasar nuestros paisajes y a llevarse vidas por delante.

Vídeo Xima
Audio en catalán con subtítulos en castellano.

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