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Hemos tenido suerte: la Tierra es el único planeta del sistema solar con las características adecuadas para que surgiese la vida, tal y como la conocemos. Entre ellas, su tamaño.
Hace 66 millones de años, la Tierra sufrió cambios dramáticos. Todo lo que podía salir mal, salió mal: variaciones del nivel del mar, miles de kilómetros cúbicos de lava expulsados en el océano Índico y el impacto de un asteroide de 11 kilómetros de diámetro.
Los mosquitos y las enfermedades que propagan han matado a más personas que todas las guerras de la historia juntas. De hecho, según las estadísticas, el mosquito es, con mucho, la criatura más mortífera del mundo para los seres humanos.
El consecuente aumento de la eficiencia del proceso reproductivo propició que la selección natural favoreciese todo lo que supusiera una mejora de los órganos copuladores. Los tiburones se adentraron en esta línea evolutiva y… ¡triunfaron!
Salud, medioambiente y educación. Y no necesariamente en ese orden. La vida de los fumadores, o su calidad de vida, ya no es el único problema. Hace ya tiempo el efecto nocivo del tabaco ha llegado a los no fumadores y al medioambiente global.
Crear paisajes resilientes significa adaptar nuestro entorno natural y rural a las amenazas derivadas del cambio climático, como los incendios de gran magnitud, tanto para nuestra seguridad como para asegurar la biodiversidad.
La sostenibilidad implica cuidar de las personas y del planeta. A veces, se producen sinergias y es posible hacer ambas cosas al mismo tiempo, mientras que en otras ocasiones se produce un conflicto de objetivos.
El modelo de economía lineal actual, basado en extraer, fabricar, usar y desechar, contribuye a un consumo excesivo de recursos, un gran volumen de emisiones y a una generación de residuos también inasumible.