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El 8 de septiembre se inició un gran incendio forestal en Sierra Bermeja (Málaga), al norte de Estepona, que ha arrasado unas 10.000 hectáreas y hoy ya está controlado. Esta es una de las imágenes del terreno calcinado y el humo que desprendían las llamas el 10 de septiembre, captada por el satélite Copernicus Sentinel-2.
Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada, evalúa por primera vez y a una escala sin precedentes el impacto que la extensión de los hielos costeros antárticos tiene sobre la productividad marina. Según esta investigación, que publica la revista 'Nature Geosciences', una futura reducción en la extensión de estos hielos marinos, como la que predicen los modelos climáticos, aumentará la frecuencia estacional de los florecimientos (blooms) de fitoplancton en las costas, que a su vez influyen en la red trófica marina y en el ciclo del carbono planetario.
El proyecto Life Forest CO2, dirigido por expertos de la Universidad de Córdoba, ha creado mecanismos administrativos para usar la capacidad de secuestro de carbono de los bosques a la hora de compensar las emisiones de carbono. A pesar de la creencia extendida sobre que la mejor manera de captar CO2 de la atmósfera es mediante la plantación de árboles, se ha demostrado que la silvicultura –que es la disciplina que gestiona los bosques– funciona mejor y aumenta más la capacidad de secuestro de carbono.
Este estudio liderado por la Universidad de Huelva y en la que colaboran las universidades de Sevilla y East Anglia (Reino Unido), hace un seguimiento a los cambios en el medio sedimentario y la vegetación de marismas mareales en una serie temporal muy amplia de tres décadas. Este trabajo científico permitirá comprender el funcionamiento de este tipo de ecosistemas, de gran interés para la producción y para el equilibrio ecológico del planeta.
Un equipo del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) responsables del proyecto PiMetAn determinan que el guano de pingüinos perteneciente al género Pygoscelis puede ser indispensable para el sustento de las comunidades fitoplanctónicas y para la toda la cadena trófica antártica. El mecanismo de reciclaje por parte de los organismos es considerado un factor clave en el funcionamiento ecológico de la Antártida como ya ha sido demostrado en otros organismos antárticos como krill y ballenas.
Un proyecto de investigación liderado por el profesor Juan Manuel Domingo de la Universidad de Huelva desvela que ocho años después de las plantaciones de eucaliptos se mantiene el contenido en nutrientes. Además, muestra que este árbol incrementa el contenido de materia orgánica en aquellos suelos poco orgánicos y tiende a la estabilización o incluso reducción en aquellos que son más orgánicos.
Un estudio pionero de este afloramiento realizado por investigadores de la Universidad de Málaga revela importantes novedades sobre flora endémica, amenazada y plantas invasoras. En concreto, se han identificado 168 taxones o categorías de plantas vasculares, cuya principal característica es la diferenciación de tejidos en raíz, tallo, hojas y flores. Además, se han obtenido importantes hallazgos sobre flora endémica, localizando e identificando cuatro serpentinófitos, plantas que solo habitan en rocas ultramáficas, y algunos casos endémicos exclusivos, como la Linum carratracense.
Un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha estudiado el papel que juega esta especie invasora como proveedora de nidos para especies inquilinas y cómo se relaciona con ellas. El grupo de investigación que ha liderado el trabajo recomienda que las acciones de manejo de la especie invasora deben mitigar los efectos adversos que puede tener la retirada de nidos de cotorra sobre las poblaciones de especies nativas.