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| 01 Jun 2022

Prueba la utilidad de la participación ciudadana en la recogida de datos para la conversación de la biodiversidad

La base de datos eBird nació en 2002 y es, actualmente, una de las plataformas internacionales de observación de aves más completa que existe. En ella, personas aficionadas, ya sean o no científicas, actualizan de forma casi diaria información sobre la distribución de las aves. Un estudio liderado por la Universidad de Córdoba ha demostrado su utilidad para complementar, que no sustituir, a las bases de datos científicas y para predecir la distribución de especies de aves.

La base de datos eBird nació en 2002 y es, actualmente, una de las plataformas internacionales de observación de aves más completa que existe. En ella, personas aficionadas, ya sean o no científicas, actualizan de forma casi diaria información sobre la distribución de las aves. Los datos existentes en ella pueden servir al ámbito académico, sobre todo gracias al aumento de su uso favorecido por el desarrollo tecnológico y la existencia de GPS en los móviles, a pesar de que sus datos no estén sometidos a protocolos científicos y estandarizados como sí lo están las bases de datos científicas, como los Atlas. Ahora, un estudio en el que ha participado y liderado la Universidad de Córdoba, junto a otros centros y universidades españoles y portugueses y que se ha publicado en la revista Journal of Biogeography, ha demostrado la utilidad de esta base de datos ciudadana para complementar, que no sustituir, a las bases de datos científicas y para predecir la distribución de especies de aves.

Diferentes especies de aves. Foto de Salvador Arenas-Castro.

Para ello, el equipo investigador estudió la presencia en la Península Ibérica de 250 especies de aves y las clasificaron desde las más comunes hasta las más raras. Con ello comprobaron que la base de datos ciudadana eBird proporciona más información sobre las especies más raras, por lo que es un complemento útil para Atlas, una base de datos científica que está sometida a protocolos más estandarizados.

La localización de especies raras por parte de la base de datos ciudadana ayuda también a realizar Modelos de Distribución de Especies (SDMs por sus siglas en inglés) más precisos, esto es, unos modelos que ayudan a predecir la distribución de las especies usando como predictores datos del clima e información proporcionada por satélites. La investigación ha probado que los modelos construidos a partir de eBird son igual de robustos que los de Atlas y que incluso mejoran los modelos para aquellas especies raras.

Ahora bien, hay que ser consciente de las limitaciones de las bases de datos ciudadanas ya que pueden incluir errores al estar elaboradas fundamentalmente por personas aficionadas sin seguir un protocolo científico. Por ello, es necesaria una fase previa de limpiado y filtrado de datos para poder utilizar su información. Sus dos grandes ventajas son la actualización constante de los datos, algo que contrasta con bases de datos científicas que pueden estar años sin actualizarse, y la capacidad de ofrecer datos más concretos de especies raras.

En definitiva, la complementariedad entre las dos fuentes de datos se convierte, como ha comprobado el equipo investigador, en una oportunidad para mejorar las predicciones de biodiversidad en el contexto actual de cambio global, y para la conservación de especies de aves, ya que los modelos de especies más raras y, por tanto, con claras preocupaciones de conservación, se benefician de la inclusión de datos de ciencia ciudadana.

Referencia bibliográfica:
Salvador Arenas-Castro, Adrián Regos, Ivone Martins, João Honrado, Joaquim Alonso, “Effects of input data sources on species distribution model predictions across species with different distributional ranges”, Journal of Biogeography. Doi: https://doi.org/10.1111/jbi.14382.

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