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Científicos de la Universidad de Granada, el IGME y las Universidades de Colonia y Lisboa han demostrado mediante distintas técnicas de investigación arqueológicas, sedimentológicas, geofísicas e hidrogeológicas que las acequias de careo granadinas son el sistema de recarga de agua subterránea más antiguo del continente.
Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba ha conseguido abrir una nueva vía de ataque para presentar batalla contra este hongo responsable de pérdidas millonarias. El estudio, publicado en la revista científica Nature, ha ideado un sistema que podría impedir el desarrollo del patógeno.
Un equipo liderado por el CSIC, y en el que ha colaborado la Estación Biológica de Doñana, ha estudiado la incidencia del lince sobre depredadores como el zorro y el meloncillo. Los resultados, que aparecen publicados en la revista Biological Conservation, muestran que la abundancia de estos mesopredadores se redujo tras la restauración del lince.
Investigadores del Grupo de Ecología Reproductiva de Plantas de la Universidad de Sevilla (US) muestran las herramientas que utilizan para conocer y estudiar la biodiversidad vegetal, actividad que contribuye a las tareas de conservación.
Los estudios científicos realizados a nivel mundial durante 17 años sobre las relaciones entre humanos y carnívoros se han centrado excesivamente en los conflictos, dejando de lado los beneficios que aportan a la sociedad. Esta es una de las conclusiones que se desprenden de una investigación internacional en la que participa la Universidad de Granada y que destaca otras deficiencias, como la localización, el tipo de especies o la metodología aplicadas.
Dentro del proyecto LIFE FOREST CO2, investigadores de la Universidad de Córdoba se centran en las repoblaciones de pino carrasco ('Pinus halepensis') y de pino negral ('Pinus pinaster') en la zona oriental de Andalucía y en Murcia para conocer qué tipo de estrategias selvícolas optimizan la capacidad de secuestro global de carbono en estos sistemas forestales.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han conseguido aumentar la producción de hidrógeno combinando el alga verde unicelular 'Chlamydomonas reinhardtii' con la bacteria 'Escherichia coli'. Con el trabajo en equipo de algas y bacterias han obtenido un 60% más de producción de hidrógeno del que son capaces de producir si trabajan por separado alga y bacteria.
Tras ser entrenado con multitud de muestras de las zonas de estudio, este modelo que se basa en la tecnología NIRS (Espectroscopía de Infrarrojo Cercano) y que permite conocer todos estos parámetros in situ, facilita al agricultor tener una producción de biomasa y venderla o a una empresa que quiera comprar biomasa poder conocer la idoneidad de la misma antes de realizar la transacción mediante la introducción de su muestra.