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Un equipo internacional de investigadores ha identificado los principales factores de vulnerabilidad a la crisis climática de los bosques europeos. Los datos aportados por los algoritmos contribuyen a mejorar la gestión de dichos ecosistemas naturales.
A pesar de lo mucho que nuestra filosofía ha indagado en los conceptos del bien y del mal, de justicia y de moral, sabemos que, en general, el ser humano razona y decide, la mayoría de las veces, siguiendo sin más los principios (mucho más sencillos) de premio y castigo.
La biodiversidad en tierras agrícolas está disminuyendo de forma drástica en toda Europa y la sociedad en general está cada vez más preocupada por la pérdida de fauna local icónica y los paisajes culturales.
La sustitución de estos vectores energéticos contaminantes por otros respetuosos con el medioambiente –los llamados combustibles verdes– es la única vía para evitar los graves efectos medioambientales asociados al cambio climático.
El ser humano ha introducido con su actividad especies que han provocado efectos nocivos en los ecosistemas naturales. En la Península, la especie Carpobrotus edulis está alterando las comunidades de invertebrados en las zonas de costa donde se ha generalizado su presencia.
Una nueva forma de cultivar se está expandiendo por la vega del Guadalquivir para compatibilizar la alta producción de cítricos con la conservación de la biodiversidad y otros recursos naturales que también son elementos valiosos en muchas fincas agrícolas. El proyecto ZITRUS ha alcanzado ya las 1.232 hectáreas en 15 fincas de Sevilla, Córdoba y Huelva, con el auspicio de WWF (World Wildlife Fund), la cadena de supermercados alemana EDEKA y agricultores andaluces.
Los investigadores Antonio Gallardo, Luis Villagarcía y Manuel Delgado Baquerizo lideran varios proyectos dirigidos a conocer las consecuencias del cambio global en el medio urbano y ruderal.
Un grupo de investigadores, entre los que se encuentran expertos de la Universidad de Cádiz, ha descubierto que la biomasa de animales en el océano profundo es mucho mayor de la que se estimaba hasta ahora y que pueden desempeñar un importante papel en la mitigación de los efectos del cambio climático.