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Gracias a la participación de más de 400 ornitólogos voluntarios que recogieron más de 126.000 registros de pájaros, un equipo de científicos pone en evidencia que durante el confinamiento no hubo más aves en el entorno urbano, sino que se oyeron y se vieron más gracias a su rápido cambio de comportamiento.
Los datos de este estudio de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) se han obtenido a partir de información generada por los principales programas de marcaje y seguimiento de seis poblaciones de alimoche presentes en España y Francia. El estudio permite avanzar en el conocimiento de la dispersión natal de aves territoriales de larga vida como ésta. La distancia media de dispersión fue de 48 Km, aunque algunas aves se movieron más de 500 kilómetros para asentarse como reproductoras. Además, se detectó que hembras y machos siguieron distintas tácticas de dispersión en función del contexto social.
Un estudio de la Estación Biológica de Doñana ha desarrollado un modelo de dispersión de semillas basado en el movimiento de gaviotas monitorizadas por GPS que se alimentaban de los arrozales situados en Doñana. El modelo muestra que las gaviotas pueden provocar la expansión de malas hierbas a grandes distancias y entre distintos hábitats, provocando el intercambio de estas plantas entre campos agrícolas y entornos naturales protegidos.
El lobo ibérico (Canis lupus signatus), una subespecie endémica de la península ibérica, fue incluido el pasado 3 de febrero en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE). La inclusión, que equipara el estatus del animal con el existente en prácticamente toda la UE, excluye la actividad comercial y deportiva por ser incompatible con su sostenibilidad como especie.
Una actuación sobre los puntos negros identificados en las carreteras insulares contribuiría a su reducción y favorecería una mayor protección de la biodiversidad, según un estudio de la Universidad de Málaga.
El ser humano ha introducido con su actividad especies que han provocado efectos nocivos en los ecosistemas naturales. En la Península, la especie Carpobrotus edulis está alterando las comunidades de invertebrados en las zonas de costa donde se ha generalizado su presencia.
Una nueva forma de cultivar se está expandiendo por la vega del Guadalquivir para compatibilizar la alta producción de cítricos con la conservación de la biodiversidad y otros recursos naturales que también son elementos valiosos en muchas fincas agrícolas. El proyecto ZITRUS ha alcanzado ya las 1.232 hectáreas en 15 fincas de Sevilla, Córdoba y Huelva, con el auspicio de WWF (World Wildlife Fund), la cadena de supermercados alemana EDEKA y agricultores andaluces.
Los investigadores Antonio Gallardo, Luis Villagarcía y Manuel Delgado Baquerizo lideran varios proyectos dirigidos a conocer las consecuencias del cambio global en el medio urbano y ruderal.