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Científicos españoles, liderados por la Universidad de Granada, concluyen en un estudio que muchos animales tienen miedo de los humanos, y este miedo condiciona fuertemente su comportamiento. Esta relación surgió poco después de los albores de nuestra especie, cuando nos convertimos en uno de los principales depredadores de mamíferos, aves y peces.
Investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social y de la Universidad de Granada han definido un nuevo género y especie de roedor, el Manchenomys orcensis, que vivió hace entre 1,4 y 1 millón de años. Los resultados apuntan a que se trata de un roedor endémico del sur peninsular.
La abeja gigante de la resina (Megachile sculpturalis) es la primera abeja exótica documentada de Europa. En 2018 fue detectada por primera vez en la península ibérica.
Un estudio internacional que ha contado con la participación de dos investigadores del RJB-CSIC confirma que los Pirineos han permitido la conservación de la espectacular planta llamada corona del rey (Saxifraga longifolia), donde ha sobrevivido desde Cuaternario hasta la actualidad mientras que se ha extinguido en otras zonas de la Península Ibérica.
Investigadores de la Universidad de Granada y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social han definido un nuevo género y especie de roedor, el 'Manchenomys orcensis', que vivió hace entre 1,4 y 1 millón de años. Los resultados apuntan a que se trata de un roedor endémico del sur peninsular.
Una investigación internacional en la que participa la Universidad de Granada revela que el carbonero común ('Parus major' y el herrerillo común ('Cyanistes caeruleus') incorporan residuos sólidos al diseñar sus nidos (cuerdas y bolsas de plástico, piezas de tela o incluso colillas de cigarrillo) y reducen la presencia de otros materiales naturales como el pelo o las plumas
Un equipo científico liderado por el Basque Centre for Climate Change-BC3 y con participación de la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha determinado en un nuevo estudio que los paisajes agrícolas con más diversidad de cultivos y tamaños de campo más pequeños, especialmente los que dependen de polinizadores, tienen una mayor producción que aquellos con menor diversidad y de un tamaño mayor.
Una investigación liderada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) ha demostrado que las dehesas más diversas, donde hay presencia de competidores y depredadores de los ratones, funcionan mejor que las más simples porque fuerzan a los roedores a desarrollar una dispersión de semillas más eficaz, actuando en beneficio de la encina, el organismo que define la dehesa.