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Con esta iniciativa se pretende involucrar a los centros escolares andaluces en las tareas de defensa, conservación y recuperación de los bosques
Una investigación del Instituto de Ciencias Marinas De Andalucía, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha analizado el efecto de los protectores solares sobre el medio una vez liberados al mar. El estudio, publicado en la revista 'Environmental Science and Technology', recoge la potencialidad tóxica de estos productos para la vida marina.
Desde los centros de visitantes de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía se ofrecen a lo largo de todo el año, y especialmente en verano, diversos servicios y actividades que aportan una experiencia enriquecedora de la visita, al mismo tiempo que permiten a los ciudadanos conocer el rico patrimonio de estos territorios protegidos.
El proyecto 'Atrapa el tigre' presenta una nueva versión de ‘Tigatrapp’, una aplicación para dispositivos móviles y tabletas con la que los ciudadanos podrán participar en el estudio y seguimiento del mosquito tigre. Impulsado por el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), perteneciente al CSIC, y con la colaboración de varias entidades públicas y privadas, este proyecto se propone estimular la participación ciudadana en ciencia a través de las nuevas tecnologías.
Los bosques mediterráneos suministran a la población de esta amplia región una gama muy diversa de productos, como madera, forraje para ganado y otras plantas, así como carne de caza, todo lo cual contribuye a la seguridad alimentaria y a mitigar la pobreza en regiones rurales. Lamentablemente, estos bosques estarán entre los ecosistemas más afectados a corto plazo a medida que se incrementan las temperaturas y disminuyen las precipitaciones.
Científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) han probado con éxito in vitro el veneno de avispa para provocar la muerte de las células tumorales. El siguiente paso será comprobar su eficacia en modelos de ratón.
Un estudio internacional revela que el linaje de dinosaurios que evolucionó hacia las aves necesitó cerca de 50 millones de años para conseguir reducir su tamaño al de un pájaro. Este proceso de evolución constante favoreció que, antes de la aparición de la primera ave documentada, surgieran especies con alas y plumas que experimentaron con el vuelo.
El cambio climático genera incertidumbre sobre la sostenibilidad de los bosques y sus servicios ecosistémicos.