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| 17 Ene 2014

Observando con lupa los bosques ibéricos frente al cambio climático

Más de la mitad de la ciudadanía europea, un 51%, considera que el cambio climático es uno de los mayores problemas del mundo, según el Eurobarómetro 2011 sobre cambio climático. Un porcentaje que va incrementándose con el tiempo, ya que aumenta el interés público y privado por la divulgación y la comunicación y, por ende, se facilita el acceso a la información. Así, son cada vez más las personas que, al menos, han oído hablar del calentamiento global o el efecto invernadero, entre otros. Sin embargo, los propios científicos reclaman más recursos e investigación sobre este fenómeno, a fin de mejorar los métodos de estudio y predicción, para conocer con mayor profundidad los impactos potenciales sobre los distintos ecosistemas y especies que, sin duda, afectarán también al bienestar humano.

Gráfica extraída del Eurobarómetro 2011 sobre cambio climático

Gráfica extraída del Eurobarómetro 2011 sobre cambio climático

Es el caso, entre otros muchos, de la científica Paloma Ruiz-Benito, del grupo deEcología y Restauración Forestal de la Universidad Alcalá de Henares y del Departamento de Biología y Ciencias Naturales de la Universidad de Stirling (Reino Unido), quien ha encabezado un trabajo de revisión de los distintos modelos predictivos para determinar el grado de vulnerabilidad de los bosques Ibéricos frente al cambio climático, que concluye con la identificación de problemas y propuestas.

1. La importancia de los bosques y la dificultad de medir su respuesta al cambio climático

La importancia de centrarse en ecosistemas forestales de la península Ibérica radica, en parte, en que según varios estudios, la región Mediterránea es considerada como “altamente vulnerable” al cambio global por diversos motivos biogeográficos, lo que podría alterar el suministro de servicios ecosistémicos clave. A escala mundial, los beneficios imprescindibles que obtenemos como sociedad de los ecosistemas forestales están determinados por la salud de los bosques del planeta, que cubren más del 30% de la superficie terrestre. Y es especialmente significativo, porque la capacidad de adaptación de estos ecosistemas maduros es tan complejo, y conlleva un número tan grande de relaciones entre los agentes que lo integran, que resulta difícil obtener patrones de comportamiento generalizados. 

2. ¿Qué es la vulnerabilidad?

El grado de amenaza que sufren las poblaciones que integran los ecosistemas ante cambios en las condiciones ambientales, como una reducción en su tamaño poblacional, variabilidad genética, o incluso la extinción. Está determinada por tres componentes: la exposición, o magnitud del cambio; la sensibilidad, o susceptibilidad al cambio; y la capacidad de adaptación, o habilidad para ajustarse a dicho cambio. Ver figura 1.

Figura 1. Esquema conceptual de los factores subyacentes a la vulnerabilidad y su efecto sobre las especies o poblaciones, así como los tres componentes que determinan la vulnerabilidad

Figura 1. Esquema conceptual de los factores subyacentes a la vulnerabilidad y su efecto sobre las especies o poblaciones, así como los tres componentes que determinan la vulnerabilidad

3. Modelos tradicionales vs. Modelos alternativos más precisos biológicamente

Por un lado, la evaluación de la exposición se puede llevar a cabo usando Modelos de Distribución de Especies (MDE), que predicen los cambios en los rangos de distribución de las especies bajo escenarios de cambio climático e identifican zonas particularmente vulnerables. Por otro lado, la estimación de la sensibilidad puede realizarse usando modelos fenomenológicos o correlacionales parametrizados con datos observacionales, empleando técnicas estadísticas que abarcan desde modelos lineales, mixtos o aditivos, hasta no lineales. Por su parte, para analizar la adaptación al cambio, es necesario describir los impactos potenciales, que se estudian con MDE más realistas biológicamente. Y es que, los MDE tradicionales, afirma Ruiz-Benito y colaboradores, presentan algunas limitaciones: i) no incluyen interacciones bióticas entre especies; ii) no consideran el grado de ocurrencia de una especie respecto a las zonas circundantes, o más cercanas iii) no incluyen la capacidad de dispersión de las especies. Aunque, con modificaciones de los MDE pueden usarse para evaluar i) los impactos potenciales del cambio climático o ii) la capacidad de adaptación de las especies.

Para medir la susceptibilidad a las condiciones ambientales, además existen los modelos mecanicistas o basados en procesos, con los que se incluyen predicciones más precisas de procesos fisiológicos como la vulnerabilidad hidráulica o el crecimiento arbóreo. De esta forma, permiten evaluar parámetros a los que los MDE tradicionales no llegan. Podemos ilustrar esta afirmación con el estudio de Keenan y colaboradores (2011), que utilizaron el modelo GOTILWA + para simular el crecimiento arbóreo en una zona de la España continental incluyendo el efecto fertilizante del dióxido de carbono y una combinación de MDE para estimar cambios en la distribución de varias especies arbóreas. Mientras los MDE dieron como resultado reducciones en los rangos de distribución, GOTILWA + indicaba aumentos en el crecimiento. Las diferencias entre ambas técnicas radican en que los MDE tienden a sobreestimar las contracciones debido, en parte, a que no tienen en cuenta los efectos fertilizantes de CO2 como los modelos basados en procesos.

4. La necesidad de mejorar las predicciones

Ruiz-Benito y colaboradores resaltan la importancia de incluir la capacidad de adaptación de las especies en la estimación de la vulnerabilidad de los bosques Ibéricos. Así, es clave la información procedente de los ensayos de procedencia genéticaprocesos de adaptación local o incluir procesos biológicos como el modo de dispersión y la capacidad de migración de las especies. Lamentablemente, la información relativa a la capacidad de adaptación de las especies es escasa y es necesario mejorar el conocimiento de la sensibilidad de las especies al cambio climático, para lo que es necesario disponer de datos observacionales a largo plazo.

5. Propuestas

Y para atajar esta necesidad, Ruiz-Benito y colaboradores proponen la creación de redes de seguimiento a largo plazo para comprobar predicciones de experimentos y modelos. Además, detectan como clave la integración de observaciones y modelos para estudiar la respuesta de los ecosistemas a múltiples factores de cambio, la existencia de umbrales de irreversibilidad y la resistencia y resiliencia de los ecosistemas.

 

Más información

Paloma Ruiz-Benito, A. Herrero, Miguel Ángel Zavala (2013). Vulnerabilidad de los bosques Ibéricos frente al Cambio Climático: evaluación mediante modelos Revista Ecosistemas DOI: 10.7818

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