Medio millón de aves planeadoras, de 33 especies, cruzó a África en esta campaña migratoria
Preocupante descenso en el número de vencejos, golondrinas, aguiluchos cenizos y cernícalos, por problemas tanto en Europa como en África.
La migración de aves planeadoras (cigüeñas y rapaces) en su ruta hacia África de 2018 ha finalizado con una cifra global de 473.000 ejemplares, de 33 especies diferentes, según los datos de los expertos de la Fundación Migres, que desde hace dos decenios realizan esta tarea con la colaboración de voluntarios y colaboradores.
Las cifras obtenidas del 5 de julio al 15 de octubre son similares a años anteriores en términos generales, con un gran peso de las cigüeñas blancas (134.000), milano negro (170.000), halcón abejero (91.000), águila calzada (37.000), y águila culebrera (24.000). Resalta asimismo la presencia de especies bastante escasas, como la cigüeña negra (4.000) y el alimoche (3.500).
Aves migratorias.
También se constaron cifras notables de garzas y espátulas, y 87.000 pequeños migrantes pertenecientes a 61 especies, que incluyen por ejemplo a 27.000 abejarucos, 13.000 vencejos (de cinco especies), y 41.000 aviones y golondrinas (de cinco especies). Más información se puede conseguir en fundacionmigres.org.
No obstante, los datos tomados en los observatorios de Cazalla y Algarrobo -en Tarifa- incluyen un preocupante descenso de vencejos, cernícalos primillas, aguiluchos cenizos y golondrinas.
Respecto al vencejo, este año se ha constatado una situación dura, pues han pasado el 10% de lo habitual.
Aunque muchas rapaces siguen recuperándose, los insectívoros alados van a peor. El problema, según constatan estudios ya publicados en revistas de referencia, se centra en la intensificación agrícola que repercute en una disminución de insectos y de plantas arvenses debido al uso de pesticidas.
Son especies transaharianas, de largo recorrido, y les afecta también lo que ocurre en África. Pasan en ese continente la mayor parte de su ciclo, y la sequía al sur del Sáhara, con un desierto que avanza paulatinamente, resulta una mala noticia.
El paso de pequeños migrantes (casi todos paseriformes) perdurará hasta noviembre, y con ello el trabajo de los ornitólogos de la Fundación Migres, que dirige Lola Cano. El día 10 empezó la campaña de aves marinas, como pardelas, alcatraces o frailecillos.
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Algunas especies de plantas son capaces de colonizar nuevos hábitats gracias a los pájaros que transportan sus semillas en el plumaje o el tracto digestivo. Hasta hace poco se sabía que las aves podían hacerlo a pequeñas distancias, pero un nuevo estudio demuestra que también son capaces de dispersarlas a más de 300 kilómetros. Para los científicos, esta función podría ser clave frente al cambio climático, ya que permitiría la supervivencia de muchas especies.
Las conclusiones del III Congreso Internacional valoran al CIMA, ubicado en Tarifa, como un lugar extraordinario tanto para investigadores como para el público. Los cambios que se producen en el Estrecho son más rápidos que en otros sitios, lo cual nos permite anticipar lo que va a ocurrir en otros pasos migratorios.
El grupo de investigación Conservación de la Biodiversidad del Departamento de Zoología de la Universidad de Sevilla, en colaboración con investigadores extremeños y europeos, estudia como el previsible aumento en el riesgo de contagio de malaria en aves debido al cambio climático puede afectar a las aves migratorias.
