Los abejorros que se usan para polinizar las hortalizas invaden las zonas naturales
Parte de los abejorros que se usan para polinizar las hortalizas de los invernaderos salen fuera de los mismos para ampliar su dieta visitando las plantas silvestres de las zonas más cercanas.
Pero lo que más preocupa a los científicos es que casi la mitad de estos insectos llevan parásitos con potencial de ser transmitidos a otras especies de abejas y además se alimentan de plantas muy similares al resto de polinizadores. Es la conclusión principal de une estudio realizado por el equipo de la Estación Biológica de Doñana (EBD), el centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Almería (UAL).
Más de dos millones de abejorros comerciales se usan anualmente para polinizar veinte tipos de cultivo en todo el mundo. A pesar de su uso, especialmente en el caso de los invernaderos, existen evidencias de que muchos individuos salen a buscar alimento fuera, lo que podría poner en riesgo el equilibrio ecológico de las zonas naturales próximas.
“El uso de polinizadores comerciales puede ayudar a mejorar las cosechas de los agricultores, sin embargo, también puede generar un impacto indeseado en el medio a través de la competencia por recursos florales entre especies nativas e introducidas o la transmisión de agentes patógenos que pueden mermar las poblaciones autóctonas”, explica Montserrat Vilà, profesora de investigación del CSIC en la Estación Biológica de Doñana (EBD) y una de las autoras del estudio.
Alejandro Trillo, otro de los autores del estudio que trabaja actualmente en la EBD, observó durante un total de 75 horas más de 3.400 insectos polinizadores visitando las plantas silvestres del Cabo de Gata. Además, se observaron un total de 101 abejorros, la mayoría —el 95 %— a distancias menores de 200 metros de los invernaderos.
“Este dato es positivo y puede indicar que el área de influencia que puede tener esta especie introducida en la zona es muy reducida”, al menos hasta la fecha. Sin embargo, esto no garantiza que existan colonias de abejorros naturalizadas en el entorno, como hemos observado en otras regiones, por ejemplo, en Huelva”, comenta el investigador.
Prevenir el escape de los invernaderos.
De los abejorros analizados en este estudio, el 41 % llevaba esporas de algún parásito. Aunque en esta área no hay abejorros nativos, varios de los parásitos afectan también a otras especies de como las abejas de la miel que sí son frecuentes en la zona. Además, se detectó que se alimentaban de las mismas plantas que otros polinizadores.
Pese a la presencia de abejorros en estos espacios naturales, el estudio ha mostrado también que la cantidad y diversidad del resto de polinizadores no se ve “a priori” afectada.
La abundancia de las especies comerciales juega un papel importante en el grado de competencia con los polinizadores nativos. Es precisamente el bajo número de abejorros que se encuentran en el medio —restringidos a áreas cercanas a los invernaderos— lo que implica que los polinizadores silvestres no se vean afectados en este estudio. Pese a ello, el equipo no descarta efectos menos perceptibles relacionados con la transmisión de patógenos o con la competencia directa con especies específicas.
“Acciones como prevenir el escape de las especies comerciales de los invernaderos o monitorizar su salud antes de ser usados en los cultivos deberían de ser consideradas para minimizar riesgos futuros”, concluye Montserrat Vilà.
Referencia:
A. Trillo, M. Vilà. «No detectable impact of parasite–infected commercial bumblebees on wild bees in areas 1 adjacent to greenhouses despite diet overlap» Agriculture, Ecosystems & Environment, 2021
Últimas noticias
El desperdicio alimentario es un problema mundial que afecta el 17% de los alimentos producidos, lo que equivale a más de 930 millones de toneladas anuales, y genera el 8-10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (ONU, 2021)
El catálogo de estrategias reproductivas que han desarrollado los anfibios a lo largo de la evolución es quizás el más diverso del reino animal. Un equipo liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) añade hoy un nuevo modo de reproducción a este catálogo al descubrir cómo se reproduce Barbourula busuangensis, una primitiva rana que vive en el archipiélago de Palawan, Filipinas.