Las heces fosilizadas de dinosaurio desvelan una especie extinta de escarabajo
Las heces fosilizadas son hallazgos habituales en las excavaciones paleontológicas, como la resina fosilizada de los árboles. Pero a diferencia del ámbar, que preserva muy bien insectos y otros animales que quedan atrapados en su interior, los coprolitos, nombre que se da a estos excrementos, no suelen atesorar animales tan bien conservados.
Los ejemplares descubiertos no solo corresponden a una nueva especie, sino también a una nueva familia de escarabajos, hasta ahora desconocida
El trabajo revela el sorprendente hallazgo de un escarabajo nuevo para la ciencia que vivió hace 230 millones de años, durante el periodo triásico, y que se encontraba prisionero desde entonces en los excrementos fosilizados de un pariente cercano de los dinosaurios. Los ejemplares descubiertos no solo corresponden a una nueva especie, sino también a una nueva familia de escarabajos, hasta ahora desconocida.
Lo que más llamó la atención de los científicos fue “lo bien conservados que estaban algunos de los escarabajos. No esperaba encontrar escarabajos fósiles casi completos en un coprolito”, cuenta Qvarnström.
Esta imagen muestra un modelo 3D de la vista anterior de un escarabajo. / Qvarnström et al.
Un escarabajo extinto en 3D.
Gracias a la composición fosfática del calcio de los coprolitos, junto con la temprana mineralización por parte de las bacterias, los escarabajos se conservaron en estado tridimensional con sus patas y antenas totalmente intactas en el interior de unas heces recogidas en varias localidades de Polonia. En realidad, el fragmento donde se encontraron los insectos pertenecía a un pequeño trozo de coprolito roto.
Para visualizar las estructuras internas de los fósiles en tres dimensiones, el coprolito fue escaneado mediante microtomografía de sincrotrón en la Instalación Europea de Radiación de Sincrotrón (ESRF) de Grenoble (Francia). Este método funciona como un escáner de tomografía computarizada en un hospital, pero con fuertes haces de rayos X para lograr gran contraste y resolución.
De este modo, los científicos lograron ver a Triamyxa coprolithica, como se ha denominado a esta nueva especie de escarabajo, y cuyo nombre hace referencia a su edad triásica e indica que pertenece al suborden Myxophaga. Sus representantes modernos son pequeños y viven sobre algas en ambientes húmedos.
“Este diminuto escarabajo, de solo 1,5 mm de longitud, probablemente vivía en gran número en ambientes húmedos o semiacuáticos, al igual que sus parientes modernos”, recalca el experto.
Reconstrucción artística del Silesaurus opolensis. / Magorzata Czaja
Quién se comió los escarabajos.
T. coprolithica probablemente fue consumido por Silesaurus opolensis, un ancestro de los dinosaurios con pico de unos dos metros de largo y 15 kilogramos que vivió en lo que hoy es Polonia en ese periodo. “El pico en la punta de la mandíbula se utilizaba para comer escarabajos y otros alimentos”, añade el paleontólogo, quien señala que el animal pudo haber ingerido numerosos individuos de Triamyxa coprolithica.
T. coprolithica probablemente fue consumido por Silesaurus opolensis, un ancestro de los dinosaurios con pico de unos dos metros de largo y 15 kilogramos
El estudio del interior de los coprolitos permite así a los investigadores mirar aún más lejos en el pasado y aprender más sobre las redes alimentarias de intervalos de tiempo aún inexplorados. También permite estudiar la evolución temprana de los insectos antes de la producción masiva de ámbar que comenzó a principios del Cretácico.
Referencia:
Qvarnström et al.: «Exceptionally preserved beetles in a Triassic coprolite of putative dinosauriform origin» Current Biology
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