Fotografía ilustrativa del artículo
| 07 Jun 2021

La evolución, en directo: cambios morfológicos en flores ante nuevos polinizadores

Fuente: Ecomandanga

evolución , plantas

Piensen en la palabra evolución. ¿Qué es lo primero que les ha venido a la cabeza? ¿Quizás un clásico como Charles Darwin y los pinzones de las [islas] Galápagos? ¿O quizás algo más contemporáneo como Juan Luis Arsuaga y sus homínidos de Atapuerca?

En cualquier caso, es muy posible que todos coincidamos en que este concepto lleva implícitos procesos que toman milenios. Sin embargo, esto no siempre es así. En organismos que presenta ciclos de vida cortos y, por tanto, las generaciones se suceden con rapidez, los resultados de la evolución pueden ser patentes en lapsos de tiempo realmente breves.

Para ilustrarlo, hoy os resumimos un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Ecology que muestra cómo en el curso de apenas un siglo, los individuos de un planta nativa de Europa que fue introducida en América producen flores de mayor tamaño en su área de distribución moderna como respuesta a la presencia de nuevos polinizadores.

Plantas y polinizadores, conectados a través de las flores.

Digitalis purpurea es una planta de la familia Scrophulariaceae que presenta un ciclo de vida bianual, es decir, viven dos años. El primer año germina y produce una roseta de hojas basales, y el segundo año desarrolla un tallo de entre 0,5 y 1,5 metros en cuyo extremo, durante los meses de verano, aparece un racimo de flores con aspecto tubular. Es justo ahí, en la forma de sus flores, donde reside la clave de esta historia. Y es que, ese tesoro que para muchos organismos son los granos de polen, en este caso está reservado solo para aquellos que consiguen acceder a la profunda y estrecha corola de la flor. Para ello, la clave está en la estructura bucal del polinizador. En el caso de las poblaciones europeas de esta especie de planta, sus flores son polinizadas por abejorros del género Bombuslos cuales poseen una larga lengua con la que pueden acceder al polen. Algo así como lo que ocurría en la fábula de la zorra y la cigüeña creada por Esopo, donde ésta última se vengaba de la primera invitándole a un delicioso menú servido en una vasija con forma de tubo, imposible de alcanzar para cualquiera que no cuente con un estrecho y largo pico.

Establecimiento de la planta en América: los colibríes entran en escena.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, la planta fue llevada a América -muy probablemente- para ser usada en jardinería y, como en tantas y tantas otras ocasiones, acabó asilvestrándose. En América también hay abejorros del género Bombus, por lo que, en principio, la planta no tenía muchos problemas para reproducirse gracias al trabajo de estos insectos. Sin embargo, apareció un nuevo actor en escena, el colibrí, con un largo pico que también le permitía acceder al polen a través de la corola tubular. ¿Tendría esto algún efecto sobre la planta en términos evolutivos?

Un equipo de investigadores liderado por Christopher R. Mackin, de la Universidad de Sussex (Reino Unido) se ha propuesto desentrañar el misterio y para ello ha seleccionado plantas asentadas en Reino Unido (poblaciones nativas) y Colombia (poblaciones introducidas), para las cuales han registrado el tipo de organismos que las poliniza, el número de visitas de cada uno, la efectividad de los mismos (número de granos de polen depositados por visita) y, finalmente, el tamaño de la corola de la flor.

Lo primero que llama la atención es que los colibríes han entrado de lleno en el equipo de polinizadores de la planta: alrededor de la quinta parte de las visitas ya no son protagonizadas por los abejorros, sino por los colibríes, concretamente de los géneros Eriocnemis y Aglaeactis. Y lo que es más interesante, los colibríes son unos polinizadores más efectivos para esta planta que los abejorros, depositando los primeros alrededor de 4 veces más granos de polen que los últimos.

Esto ha favorecido una selección positiva en favor de las flores cuya corola presenta una morfología que se adapta mejor al largo pico de los colibríes. ¿Resultado? Tras un siglo de presencia de la planta en América, ésta ha evolucionado hacia ejemplares que presentan flores con una corola de mayor longitud que las que encontramos en Europa como respuesta a la presencia de un nuevo polinizador que presenta una estructura bucal diferente a la de los polinizadores de su área nativa. De esta manera, la planta facilita que sea este nuevo polinizador, más eficiente que los abejorros, el que acabe accediendo a su polen y dispersándolo.

Así, pues, la próxima vez que pienses en el término evolución, recuerda que en organismos poco carismáticos, con generaciones cortas, como pequeñas plantas, insectos, y no digamos ya microorganismos, sus efectos pueden observarse en periodos realmente cortos.

Artículo original:

Mackin C. R. et al. 2021. Rapid evolution of a floral trait following acquisition of novel pollinators. Journal of Ecogy. Doi: 10.1111/1365-2745.13636.

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