Estudian la cantidad de CO2 enterrado que existe en la Bahía de Cádiz
La Bahía de Cádiz cuenta con unas 3.500 hectáreas de praderas marinas (contando con la macrolaga Caulerpa prolifera), capaces de absorber más de 32.000 toneladas de CO2 al año. Esta cantidad equivale a lo emitido por la mitad de los coches censados de la ciudad gaditana, según han podido constatar investigadores del grupo Estructura y Dinámica de Ecosistemas Acuáticos (EDEA) de la Universidad de Cádiz.
Científicos de la Universidad de Cádiz, pertenecientes al departamento de Biología, han puesto en marcha el proyecto de investigación CADYCCO (Carbon Dynamics in Vegetated Coastal Communities of Cádiz Bay), centrado en analizar la dinámica del carbono y el dióxido de carbono (CO2) secuestrado por las praderas marinas de la Bahía de Cádiz.
La Bahía de Cádiz cuenta con unas 3.500 hectáreas de praderas marinas (contando con la macrolaga Caulerpa prolifera), capaces de absorber más de 32.000 toneladas de CO2 al año. Cantidad que equivale a lo emitido por la mitad de los coches censados de la ciudad gaditana, según han podido constatar investigadores del grupo Estructura y Dinámica de Ecosistemas Acuáticos (EDEA) de la Universidad de Cádiz. El equipo científico del proyecto CADYCCO, coordinados por Rocío Jiménez y Carmen Barrena, quiere ir un paso más allá y calcular todo el CO2 enterrado en la Bahía.
Dicho trabajo permitirá analizar testigos de sedimento de más de un metro de profundidad para saber cómo ha cambiado la capacidad de secuestro de CO2 en los últimos siglos y conocer cuánto carbono hay almacenado bajo las aguas de la Bahía de Cádiz. Los hallazgos permitirán comprender mejor cómo los ecosistemas marinos hacen frente al Cambio Climático y “poder así apoyarnos en la naturaleza para atajar a esta grave amenaza”, según sostienen los investigadores de la UCA.
CADYCCO está respaldado por el Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI.Mar) y cuenta con la participación del grupo ALGAE del Centro de Ciências do Mar do Algarve en Portugal, en el que se integra actualmente la profesora Carmen Barrena.
Los gases causantes del Cambio Climático han alcanzado su concentración máxima desde hace 3 millones de años, según un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La última vez que la Tierra experimentó tal concentración, la temperatura era tres grados más alta y el mar tenía hasta 20 metros más de altura. Por ello, “si no reducimos rápidamente las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, el cambio climático tendrá efectos devastadores e irreversibles”, como explican sus portavoces.
Para ello, “se está enfatizando mucho en la importancia de conservar e impulsar la investigación en ecosistemas clave en la lucha contra el Cambio Climático por su capacidad de absorber CO2, como son las praderas marinas y otros ecosistemas de carbono azul”.
Las praderas marinas se encuentran entre los ecosistemas menos conocidos y amenazados del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN); a pesar de que estos bosques submarinos son cruciales para nuestra supervivencia, ya que se encuentran entre los reservorios de carbono azul más importantes del planeta.
Aunque apenas cubren el 0,1% del lecho marino, son capaces de capturar hasta 83 millones de toneladas métricas de carbono cada año (el equivalente al carbono emitido por aproximadamente 61 millones de automóviles en un año). “Esto las convierte en un auténtico pulmón del planeta, de ahí que nosotros hayamos puesto en marcha un proyecto de las características de CADYCCO”, sentencian desde EDEA.
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Los datos recabados en una investigación recientemente publicada en la revista Nature npj Climate and Atmospheric Sciences confirman que las olas de calor de los veranos de 2022 y 2023 en el Mediterráneo occidental, que alcanzaron anomalías de temperatura de +3,6°C y +2,9°C respectivamente, superaron las variaciones climáticas naturales registradas en más de un milenio.