El Real Jardín Botánico-CSIC defiende en el Día Mundial de los Océanos el papel conservacionista de las plantas marinas
Los océanos ocupan el 70% de la superficie del globo terrestre. En ellos viven unas 230.000 especies de organismos conocidos, aunque las estimaciones de origen científico indican la existencia de cerca de 1,5 millones de especies, de las que la mayor parte corresponden a la organismos microscópicos.
Los organismos conocidos incluyen animales, hongos, plantas y protistas. Desde la ballena, el mayor animal vivo sobre la tierra, hasta la bacteria más pequeña la diversidad de organismos marinos es enorme y en muchos aspectos desconocida.
Las plantas vasculares con flores, las angiospermas, son una minoría en el medio marino. Apenas un pequeño grupo de 66 especies que, para poder conquistar los océanos hace unos 140 millones de años, han tenido que sufrir grandes transformaciones. Han adaptado su metabolismo, modificar sus estructuras reproductoras y desarrollar nuevos sistemas de fijación para poder vivir en el medio marino y soportar las grandes fuerzas de las masas de agua marina y constituyendo extensas praderas.
Estas 66 especies, reunidas en 14 géneros y en 4 familias, se encuentran de forma general en los mares cálidos y templados del globo, aunque una especie alcanza el círculo polar ártico de las costas europeas y asiáticas. Así, a pesar de suponer una minoría, el Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) defiende el papel conservacionista de las plantas marinas en este medio coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos que se celebra este 8 de junio bajo el lema «Innovación para un océano sostenible».
En las costas de Península Ibérica, y según el proyecto Flora iberica que dirige el investigador del CSIC en el RJB de Madrid Carlos Aedo, se encuentran 4 especies, Posidonia oceanica, Cymodocea nodosa, Zostera marina y Zostera noltii, pertenecientes a 3 géneros y 3 distintas familias. Además, en las aguas de las Islas Canarias se localiza otra especie de óptimo tropical, Halophila decipiens, que no alcanza las costas peninsulares. Todas estas plantas muestran una característica común y llamativa, la baja tasa de floración, reproduciéndose en muchos casos de forma vegetativa, mediante fragmentación.
La importancia de la posidonia.
De todas estas especies la más significativa es, sin duda, la posidonia. «Esta planta forma las grandes praderas sumergidas de enorme importancia para el mantenimiento de los procesos ecológicos marinos de las zonas litorales del Mediterráneo. Son, por ejemplo, las causantes de la fijación de enormes cantidades de CO2 atmosférico, llegando a absorber hasta 1.650 Tm por año, la mitad del CO2 que emiten al año el transporte. Así lo ha reconocido la Unión Europea, protegiéndolas a través de la llamada Directiva Hábitats como un hábitat de interés comunitario y al que ha favorecido con la financiación de diversos proyectos de la convocatoria LIFE», señala el investigador Carlos Aedo.
A pesar de ello hay que destacar que se trata de un hábitat en peligro cuya superficie se ha visto reducida hasta el 35% de lo que existía en 1940 a nivel mundial. Estas praderas de fanerógamas son muy sensibles a la contaminación y las actividades humanas.
La distribución conocida de estas especies en el territorio español, así como las referencias legales que garantizan su conservación, pueden consultarse en la página web de Anthos, un programa del Real Jardín Botánico ligado al proyecto Flora iberica. Este servicio de información de carácter científico, pero abierto al público general, pone también a disposición del interesado un significativo número de datos sobre toda la flora española, así como numerosas imágenes originales de todas estas especies.
Plantas marinas en el Herbario del RJB-CSIC.
El Herbario MA del Real Jardín Botánico alberga una buena representación de estas plantas marinas, en especial de aquellas que nos son geográficamente más cercanas. «Estos ejemplares, que forman parte del patrimonio y colecciones de historia natural del Real Jardín Botánico, han sido incorporadas al herbario a lo largo de la extensa historia de nuestra institución, ya sea recolectadas por los investigadores del propio Jardín Botánico o intercambiadas con otros herbarios del mundo para hacerlas accesibles a los investigadores de este continente y garantizar además su conservación», apunta Leopoldo Medina, en la actualidad conservador del Herbario de plantas vasculares del RJB-CSIC y, en su día, técnico vinculado al proyecto Anthos.
«La conservación de los mares y océanos es obligación y responsabilidad de todos nosotros, así como proteger, entre otras especies, las plantas que habitan en ellos y que permiten la vida en los mismos ofreciendo servicios ecosistémicos fundamentales (fijación de carbono y producción de oxígeno), al igual que la conservación de las colecciones de historia natural depositadas en los herbarios, patrimonio de todos los ciudadanos, esenciales para el estudio y el mejor conocimiento de nuestros mares y océanos, celebrando este Día Mundial de los Océanos un año más, desde el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid», concluye su director Esteban Manrique Reol.
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