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Fotografía ilustrativa del artículo
| 16 Dic 2019

Demuestran cómo moscas, escarabajos y otros insectos aprovechan la carroña que descartan los carnívoros

Un investigador de la Universidad de Granada lidera un estudio, publicado en la revista Plos One, que demuestra que la aversión de los animales carnívoros a comer cadáveres de otros carnívoros brinda una excelente oportunidad a los insectos de poder acceder a ese alimento.

Un equipo multidisciplinar de investigadores españoles, liderado por la Universidad de Granada (UGR), ha proporcionado por primera vez datos sobre cómo los insectos y vertebrados carroñeros se reparten un recurso peculiar: los cadáveres de mamíferos carnívoros silvestres.

La aversión de los animales carnívoros a comer cadáveres de otros carnívoros brinda una excelente oportunidad a los insectos de poder acceder a ese alimento.

En un anterior trabajo, los investigadores demostraron que “perro no come perro”, es decir, que la mayoría de los carnívoros evitan consumir las carroñas de otros carnívoros, especialmente si se trata de la misma especie. Según indican, este comportamiento aversivo es por un buen motivo, ya que comer carroña de otro carnívoro incrementa la probabilidad de contraer patógenos que podrían amenazar su vida.

Ahora, los investigadores se plantean cómo el resto de especies aprovechan la carroña que los carnívoros silvestres no quieren consumir. Según sus conclusiones, publicadas en la revista Plos One, la aversión de los animales carnívoros a comer cadáveres de otros carnívoros brinda una excelente oportunidad a los insectos de poder acceder a ese alimento.

Para llevar a cabo este trabajo, los investigadores monitorizaron y estudiaron durante varios meses de 2016 un total de 20 cadáveres de zorro en dos regiones montañosas de Murcia. Vigilaron los cadáveres mediante cámaras automáticas de fototrampeo que se disparan al detectar movimiento. Además, las carroñas fueron visitadas varias veces para estudiar la evolución de la comunidad de invertebrados carroñeros con el paso de los días.

Por un lado, los resultados del trabajo mostraron que, aunque las cámaras detectaron varias especies de carroñeros vertebrados como el zorro, la garduña o el jabalí, el águila real fue la única especie que consumió parcialmente uno de los cadáveres. Por otra parte, esta investigación demuestra cómo la ausencia de carroñeros vertebrados en las carroñas permitió la colonización del alimento por una diversa comunidad de insectos necrófagos (insectos que se alimentan exclusivamente de carroña, como por ejemplo algunas especies de moscas y escarabajos), omnívoros (insectos con una dieta variada que puede incluir el consumo ocasional de carroña, como en el caso de las hormigas), depredadores necrófilos (insectos, principalmente escarabajos, que son atraídos por los cadáveres pero que no se alimentan de la carroña sino de las larvas y huevos de insectos necrófagos) y parasitoides (insectos, principalmente ciertas especies de avispas y escarabajos, que también son atraídos por los cadáveres pero que no se alimentan de carroña, sino que son parásitos de insectos necrófagos, a los que eventualmente matan).

En concreto, observaron 19 familias de insectos dípteros, coleópteros e himenópteros. Entre los dípteros, los primeros colonizadores de los cadáveres, las conocidas moscas verdes o azules fueron claramente predominantes y colonizaron todos los cadáveres.

Dentro de los coleópteros, se observaron 7 familias, las más frecuentes los sílfidos (conocidos como «escarabajos enterradores”, que generalmente son colonizadores secundarios que llegan a los cadáveres hasta dos semanas después de su muerte), histéridos y estafilínidos (depredadores de larvas y otros insectos y parasitoides de las pupas que mostraron una mayor abundancia coincidiendo con altas densidades de larvas de moscas de las cuales se alimentan) y derméstidos (que aparecen durante las etapas avanzadas de descomposición de los cadáveres para alimentarse de restos de piel y otros tejidos secos).

Finalmente, el orden de los himenópteros fue representado por adultos de la avispa común, una avispa parasitoide y varias especies de hormigas.

Marcos Moleón Paiz, investigador del departamento de Zoología de la Universidad de Granada y coautor del estudio (foto: Daniel Redondo).

En el estudio, liderado por el investigador Marcos Moleón de la Universidad de Granada, participan José Antonio Sánchez Zapata y Zebensui Morales Reyes del Área de Ecología de la Universidad Miguel Herrnández, así como Daniel Martín Vega, de la Universidad de Alcalá y del Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido). y Carlos Muñoz Lozano, Carlos Martínez-Carrasco y Moisés Gonzálvez, de la Universidad de Murcia.

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