Defienden la necesidad de incluir una base científica en los debates políticos para la gestión y control de los incendios forestales
La revista Science publica la carta de cuatro científicos de distintas universidades internacionales, entre ellas la UGR, para promover un debate crítico sobre el medioambiente. El cambio climático, el abandono rural y la gestión de los bosques han aumentado la virulencia del fuego y sus múltiples consecuencias catastróficas tanto para la naturaleza como para el ser humano.
Australia, Brasil, EEUU, Rusia… Son solo algunos de los países que han saltado a la palestra de los medios de comunicación en el último año debido a un fenómeno cada vez más acuciante y devastador: el incremento en la frecuencia y extensión de los incendios forestales.
La debacle de una política medioambiental común ha hecho que cuatro investigadores internacionales, entre los que se encuentra un científico de la Universidad de Granada (UGR), escriban una carta conjunta que ha sido publicada en la revista Science, una de las más prestigiosas de la comunidad científica.
El objetivo de la misiva es la de alertar de la continua devaluación de los debates públicos sobre los incendios en detrimento del entendimiento científico y a favor de las opiniones, a menudo sesgadas, de los políticos.
Bajo el título Wildfire debate needs science, not politics el investigador Alexandro Leverkus (UGR) junto a sus compañeros Simon Thorn (Universität Würzburg), David Lindenmayer (Australian National University) y Juli Pausas (CIDE-CSIC) asevera que, a pesar de que décadas de investigación han creado un vasto conocimiento sobre el origen y las consecuencias de los incendios, estos conocimientos no se están tomando en cuenta lo suficiente para generar políticas que permitan una convivencia sostenible con el fuego. Toman como punto de inflexión los grandes incendios forestales de Yellowstone de 1988 y los del sur de Australia en 2009, a partir de los cuales se han realizado numerosas investigaciones científicas. Éstas han ayudado a comprender tanto el importante papel que desempeña el fuego para el funcionamiento de los ecosistemas como las causas y potencialmente devastadoras consecuencias del aumento observado en la frecuencia, extensión y severidad de estos eventos en el planeta.
Sin embargo, los investigadores alertan de que el debate público sobre los incendios no se sustenta de los descubrimientos científicos. Recientemente, políticos de distintos bandos en varios países han mantenido discusiones acerca de si los incendios son “culpa” del cambio climático o del manejo de los bosques (aunque siempre culpa de los adversarios políticos). Tales debates simplifican la realidad de un problema complejo, ya que son múltiples las causas del aumento de los incendios y no todas son aplicables en cada región. Los comentarios arbitrarios son los que provocan la indignación de este grupo de investigadores que tachan de “superficial” el tratamiento en las políticas públicas sobre un tema crucial.
El fuego es un arma de doble filo. Bajo frecuencias moderadas, es necesario para el buen funcionamiento de los ecosistemas, la existencia de numerosas especies y para la sociedad. Sin embargo, la ocurrencia de incendios más extensos, frecuentes, severos y en ecosistemas donde el fuego no ocurre de forma natural suponen también un riesgo para la biodiversidad y los ecosistemas.
El cambio climático ha provocado una serie de efectos sobre los incendios a nivel mundial, tales como el aumento de la temporada de incendios y de los años secos, así como la seguía prolongada que magnifica la propagación e intensidad del fuego, o la afectación de nichos ecológicos que no se consideraban inflamables. También, para la especie humana es perjudicial esta virulencia, puesto que la producción de humo sin precedentes daña la salud y libera ingentes cantidades de gases de efecto invernadero, que a su vez aumentan el problema del cambio climático.
En contrapunto, el equipo defiende en la carta que los resultados de las investigaciones científicas han procurado fomentar una coexistencia más saludable con el fuego. Ejemplo de ello es el uso de fuego prescrito para evitar incendios descontrolados, así como la creación de paisajes heterogéneos en los programas de restauración para evitar la propagación de incendios por masas grandes y homogéneas de vegetación.
Por su parte, Alexandro Leverkus, miembro del departamento de Ecología de la UGR, señala que “los firmantes trabajamos activamente en investigación, divulgación y en intentar motivar que las políticas relacionadas con el campo y los incendios vayan dirigidas a una convivencia sostenible con el fuego”.
Ante la publicación de su carta en Science, el investigador de la UGR se muestra esperanzado ya que reconoce que la temática imperante es la crisis de la Covid-19. Añade que interpreta la publicación de la carta “como un reconocimiento a la gravedad de la crisis mundial de incendios forestales y la importancia de tomar medidas de gestión basadas en la evidencia científica para salvaguardar los ecosistemas y proteger la vida en el planeta”.
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