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Fotografía ilustrativa del artículo
| 07 Mar 2019

Crean una herramienta que clasifica las diferentes formas que tiene los seres vivos para mejorar su éxito en relación al entorno

Un investigador de la Universidad Pablo de Olavide crea un marco teórico aplicable a cualquier situación o investigación sobre seres vivos que ayuda a entender mejor la relación entre un organismo y su entorno y a visibilizar el papel activo del individuo en los procesos evolutivos.

El investigador Pim Edelaar de la Universidad Pablo de Olavide, junto al profesor Daniel I. Bolnick de la Universidad de Connecticut, ha creado una manera de clasificar las diferentes formas que tienen los seres vivos para mejorar su éxito en relación al entorno.

Pim Edelaar en el animalario de la UPO junto a Gabriel Munar, Juan Peralta y Estrella Barreiro, jóvenes investigadores que han colaborado en el diseño de los experimentos.

Este marco teórico es una herramienta conceptual que ayuda a entender y contemplar el abanico total de opciones que tiene un organismo para relacionarse con su entorno, reconociendo todos los procesos que pueden ser relevantes en el mundo real (como en los campos de la Biología, Medicina, Sociología y Economía). “Muchas veces se obvian algunos procesos, pero todos son necesarios para entender mejor qué está sucediendo o qué se podría hacer”, explica Pim Edelaar. Los resultados han sido publicados en Trends in Ecology and Evolution, la revista más importante en las áreas de Ecología y de Evolución.

Según describe la publicación, disponible online desde el pasado martes, los individuos y las poblaciones pueden aumentar su éxito mediante una gran diversidad de opciones para relacionarse con el entorno. Todas estas opciones pueden clasificarse según dos características: qué aspecto está cambiando (¿el organismo o su entorno?) y cómo se produce este cambio (¿mediante un proceso de ajuste o mediante un proceso de selección?), ofreciendo así cuatro combinaciones que forman un cuadrado.

La clasificación de Edelaar y Bolnick, además de apuntar hacia temáticas de investigación ignoradas, es válida para cualquier contexto ecológico (incluyendo interacciones con otros individuos y parejas sexuales). Por lo tanto, tiene el potencial de ser aplicable a cualquier campo de investigación sobre seres vivos, incluso para las ciencias económicas y sociales.

Pim Edelaar expone un ejemplo de aplicación en la vida diaria: “¿Cómo podemos mejorar el rendimiento de nuestros hijos en el colegio? ¿Qué opciones tenemos?”. El investigador utiliza este marco teórico para agrupar las posibilidades en cuatro procesos: “Por un lado, el alumnado podría ajustarse al sistema educativo, por ejemplo, trabajando mejor o más. Pero, por otro lado, podría ser el profesor o el colegio (el entorno) el que se ajustara al alumno, por ejemplo, mediante cambios en las formar de educar (ajuste de entorno). Una tercera vía sería cambiar al estudiante a un colegio más adecuado a su manera de ser (selección de entorno). Es importante contemplar todas estas opciones, porque si no son capaces de mejorar el rendimiento del alumno, quedaría la cuarta opción que es similar a la selección natural: el fracaso escolar”.

Los investigadores han testado el marco teórico en diferentes contextos y en todos los casos, las posibilidades propuestas por las personas que han participado han podido ser reducidas a las cuatro opciones identificadas.

Ejemplares de diamante mandarín utilizados para la investigación.

Este marco teórico ha sido concebido como una herramienta para estructurar los pensamientos e investigaciones y permite evitar hechos que ocurren con frecuencia en los estudios actuales: que se confundan los procesos entre sí o incluso se pasen por alto. La clasificación ayuda a entender y a tener en cuenta el abanico total de procesos que puedan ser relevantes para los organismos, incluso su evolución. Contemplarlos en el diseño de la investigación ayuda, por un lado, a no excluir ninguna de las posibilidades, y por otro, a no condicionar los resultados del estudio. “Tradicionalmente se ha apuntado a la selección natural como única fuerza para la evolución adaptativa. Este estudio abre una nueva puerta en este sentido, dando más protagonismo al individuo y a su capacidad para cambiar su entorno. No siempre es el organismo el que se ajusta al entorno. Es importante que conceptualmente se contemple esta opción. Con este cuadro de clasificación, se reconoce y aprecie una mayor riqueza de posibilidades”, aclara Edelaar.

Con objeto de llevar a la práctica este marco teórico, los investigadores han diseñado una serie de experimentos novedosos que se están llevando a cabo en la actualidad con el pájaro diamante mandarín y con la mosca del vinagre para poner a prueba, entre otros objetivos, si su selección de entornos sería capaz de generar una divergencia evolutiva entre poblaciones e incluso producir diferentes especies.

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