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Esta investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, el grupo de 'Biología molecular de los mecanismos de respuesta a estrés' y el Servicio Central de Apoyo de la Investigación (SCAI), ambos de la Universidad de Córdoba, que ha identificado distintas proteínas asociadas a 174 procesos biológicos en un tipo de coquina, podría suponer un punto de inflexión en la detección temprana de contaminantes en ecosistemas costeros.
Un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (CSIC) ha comparado el estado de salud de dos poblaciones de buitres leonados en el valle del Ebro y de la Sierra de Cazorla en Andalucía. El equipo de investigación concluye que, en las zonas del norte, áreas más humanizadas y que concentran más densidad poblacional, los buitres tienen mayor nivel de estrés y envejecimiento celular.
Un equipo de expertos de la Universidad de Cádiz, la Estación Biológica de Doñana, el Instituto de Tecnología de Massachusetts en EE.UU. y la Universidad de Friburgo en Suiza han demostrado que alterar las interacciones que se producen en un ecosistema, como eliminar una especie de éste, transforma el comportamiento de toda la comunidad de plantas y animales de manera difícil de predecir. Esto significa que la eliminación de especies puede tener un efecto en cascada sobre el resto del ecosistema que se desconoce y que se puede estar subestimando.
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería ha definido cuál es el conjunto de microorganismos que degradan residuos para convertirlos en abono vegetal. Mediante el análisis de ADN, los investigadores estudian el proceso de compostaje, por el cual se genera un producto comercial para el que se requieren características medibles ante el consumidor, de ahí la importancia de conocer cuál es su grado de madurez y de estabilidad.
Un estudio de la Universidad de Cádiz se centra en encontrar nuevas formas para aumentar la producción agraria cultivando diversos tipos a la vez. El intercultivo o ‘intercropping’, técnica de cultivar dos o tres especies a la vez en un mismo campo agrícola, ha demostrado su eficacia con la mejora en el control de plagas o la optimización de los recursos del suelo. Su uso está empezando a ser cada vez más frecuente en agricultura y los expertos buscan perfeccionar este procedimiento frente al monocultivo.
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería y la Universidad de Eötvös Loránd ha demostrado a través de este método los efectos que tiene la ausencia de alimento en dos especies de chinches usadas para controlar daños en los cultivos. Con esta técnica se establece cuál es el momento de liberarlas y su cantidad óptima. Asimismo, constatan que las hembras que devoran congéneres son más longevas y más fértiles, por tanto, más efectivas para controlar la infestación.
Investigadores de la Universidad de Jaén realizan una revisión de las plantas que las componen, reduciendo a ocho las asociaciones vegetales de la treintena de fitocenosis que se habían descrito hasta ahora. Alertan del peligro que la presión turística y el cambio climático suponen para estas masas de vegetación, las cuales en muchos casos son la única fuente de riqueza para la población que habita estos ecosistemas, la mayoría localizados en países en vías de desarrollo.
El método SBPQ se basa en el estudio de la evolución de ciertas especies marinas con potencial bioindicador para detectar cambios que puedan indicar alteraciones en el entorno. Esta técnica permite alertar sobre incidencias de carácter local, como las derivadas de la contaminación del agua por emisarios urbanos de aguas residuales que las vierten deficientemente depuradas; global, que se hacen patentes mediante la monitorización del cambio climático a partir de especies sensibles a la elevación de la temperatura; o bien motivadas por la intrusión de especies con potencial invasor.