Analizan las causas del nuevo evento de mortalidad de fauna en el Mar Menor
Tras el evento de mortalidad masiva de peces y crustáceos acontecido los días 15 y 16 de agosto en el Mar Menor, expertos del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) han comenzado a estudiar las causas. Según los científicos, las altas temperaturas serían solo uno de los diversos factores que pueden haber dado lugar a este suceso, entre ellos la anoxia.
La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) y WWF confirmaron que se seguían produciendo importantes mortalidades de peces y crustáceos en diferentes puntos de la orilla sur y de La Manga. Esto ha obligado a la retirada por los servicios de limpieza de miles de ejemplares de diferentes especies de peces y crustáceos como góbidos, chirretes, blénidos, peces aguja, lábridos, y los primeros cangrejos de laguna y azules, según han informado en una nota de prensa.
En un informe presentado por el IEO en julio de 2020, tanto la temperatura media del agua como la frecuencia e intensidad de los eventos extremos de calor mantienen una tendencia creciente durante las últimas décadas. Los expertos sugieren que este factor puede contribuir al deterioro del Mar Menor y dificulte su recuperación.
Sin embargo, por un lado, los organismos que habitan en este tipo de ecosistemas lagunares se encuentran especialmente adaptados a los cambios ambientales bruscos y fluctuantes por lo que resulta difícil que se vean perjudicados por un leve incremento de temperatura, dentro del máximo estival característico del Mar Menor.
Por otro lado, la alteración previa que sufre el Mar Menor por la eutrofización (promovido a su vez por entrada de nutrientes a través de aguas superficiales o subterráneas) disminuye su resiliencia, es decir, su capacidad para resistir alteraciones como las que puede provocar el estrés térmico de una ola de calor u otro factor.
Algunas de las mortalidades más importantes se han producido en lugares como Playa de Los Alemanes, Playa de la Isla del Ciervo, Cala del Pino y otras playas al norte de esta. / Pedro García/ANSE
En busca de pruebas científicas concluyentes.
El equipo del IEO insiste que cualquier diagnóstico del Mar Menor y de las causas que han desencadenado este nuevo evento debe ser realizado desde el rigor científico que proporciona el análisis exhaustivo de las evidencias existentes.
Entre las relaciones causa-efecto ante estos acontecimientos extremos o la existencia de tendencias asociadas, por ejemplo al cambio climático, la creación de infraestructuras que permitan el seguimiento continuo y en tiempo real de las propiedades ambientales (temperatura, concentración de oxígeno o clorofila, corrientes…) de la laguna sería apropiada, subrayan los investigadores.
Pero, de nuevo, respecto al papel de la temperatura, el grupo de expertos considera muy precipitado achacar a este único factor la muerte masiva de fauna sin realizar un análisis más detallado de series temporales a largo plazo de esta variable. De este modo, se podría comprobar si se trata de algún tipo de anomalía térmica significativa, capaz de causar la muerte de los organismos.
El IEO mantiene desde hace años una red de sensores sumergibles de temperatura tanto en el Mediterráneo como en el Mar Menor. En estos momentos se encuentran analizando la serie temporal desde la década de los 80 para verificar si hubo algún evento extremo y significativo que explique por sí solo esta mortalidad.
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