220 lagartos demuestran que la ecología y la evolución se retroalimentan
Los pinzones fueron una pieza fundamental que llevó a Charles Darwin a formular su teoría de la evolución por selección natural. El tamaño y forma de sus picos, bien adaptadas a consumir diferentes tipos de entonces, le ayudaron a entender cómo un animal evoluciona adaptándose a las condiciones ecológicas del ecosistema en el que vive.
Las islas Galápagos fueron su laboratorio ideal, pero no cayó en algo: ¿evolucionaban sólo los pinzones? ¿O también un poco las semillas de las plantas que comían?
El investigador del CREAF Oriol Lapiedra publicó el pasado 16 de junio en PNAS un artículo que descubre un vínculo íntimo e indisoluble entre ecología y evolución; no sólo los cambios ecológicos llevan a la evolución, sino que los cambios evolutivos también provocan cambios en los ecosistemas. El trabajo aporta evidencias de que la ecología y la evolución pueden ser dos caras de la misma moneda y que la naturaleza se adapta y evoluciona más a menudo y más rápido de lo anticipado por Charles Darwin. Para descubrirlo, un equipo de investigación internacional ha recreado un experimento en 16 islas artificiales con 220 lagartos anolis (Anolis sangrei), una especie típica de las Bahamas, en el que han comprobado que, sólo en ocho meses, el tamaño de las patas de estos reptiles arborícolas es capaz de modificar la vegetación, los insectos y las interacciones entre los miembros de todo el ecosistema insular.
El sorprendente experimento que ahora se publica ha demostrado cómo, en las islas con lagartos anolis que tienen piernas cortas, éstos se encaraman mejor a los árboles, cazan más arañas y otros insectos herbívoros y esto provoca que el arbusto de los manglares (Conocarpus erectus) crezca más rápido.. Además, estudios previos han demostrado que si llegan lagartos con patas largas a estas pequeñas islas, sus descendientes evolucionan rápidamente a tener patas más cortas.
220 lagartos en 16 islas
Para realizar el estudio el equipo de investigación ha capturado y medido 488 lagartos anolis pardos, que son depredadores de arañas y otros insectos. De todos los especímenes, se han quedado los de patas más cortas y los de patas más largas. Después han trasladado estos reptiles en 16 pequeñas islas caribeñas que habían perdido todos los lagartos por culpa del huracán Dorian y en la mitad de ellas han liberado durante 8 meses los 110 lagartos con las patas más cortas, y en el otra mitad, los 110 individuos con las patas más largas.
Los resultados han sido claros, en las islas con lagartos de patas cortas las arañas han disminuido un 41%, mientras que la vegetación más común ha crecido un 102% en estas mismas islas. En las islas con lagartos de piernas largas, en cambio, no se ha observado un efecto significativo sobre el crecimiento de la vegetación.
Artículo de referencia
Kolbe, J. J., Giery, S. T., Lapiedra, O., Lyberger, K. P., Pita-Aquino, J. N., Moniz, H. A., Leal, M., Spiller, D. A., Losos, J. B., Schoener, T. W., & Piovia-Scott, J. (2023). Experimentally simulating the evolution-to-ecology connection: Divergent predator morphologies alter natural food webs. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 120(24). https://doi.org/10.1073/pnas.2221691120
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