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Fotografía ilustrativa del artículo
| 27 Abr 2020

Fuente: IFAPA

agua , biomasa , dehesa

La  Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, a través del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), está impulsando un proyecto para desarrollar un sistema para la dehesa y, en general para paisajes tipo sabana, que determine el uso de agua y la producción de biomasa, y así facilitar los procesos de toma de decisiones y favorecer un desarrollo rural sostenible, abordando también posibles escenarios de condiciones climáticas extremas.

En el proyecto para el “Uso del agua y monitoreo de la producción de sabanas a escala regional integrando tecnologías de observación de la tierra a múltiples escalas” (por sus siglas en inglés Swatch) están participando investigadores de IFAPA. En él se integran datos de teledetección a diferentes escalas en balances de agua en el suelo, de energía en superficie y en modelos de producción de biomasa. Para ello se utilizan largas series de medidas. Además, el proyecto parte de estudios experimentales realizados principalmente en tres zonas: California, Sudáfrica y la dehesa de la provincia de Córdoba.

Los ecosistemas tipo sabana (praderas con árboles y arbustos dispersos) se encuentran entre los paisajes bioclimáticos más complejos, variables y extensos de la tierra, cubriendo más de 3 millones de hectáreas en Europa, y la mitad de África. Una quinta parte de la población mundial depende de ellos, como paisaje por su uso agrícola, ganadero, cinegético, de hábitat, etc. En la Península Ibérica las dehesas suponen alrededor de 3,1 millones de hectáreas y más de un 70% están localizadas en Andalucía y Extremadura.

Las sabanas semiáridas, como las dehesas, donde el agua es un factor limitante, son muy sensibles a los cambios en las condiciones climáticas, así como en el uso de la tierra y en las prácticas de gestión. Estos cambios no solo modifican la estructura del ecosistema afectando a su funcionamiento a largo plazo, sino también a las relaciones suelo-planta-atmósfera y a los ciclos regionales de agua y carbono.

La integración de la teledetección en modelos que estimen los intercambios de agua y carbono permitirán observar la evolución de estos sistemas, mejorando su gestión y, por lo tanto, su productividad y resiliencia. El éxito del proyecto puede contribuir a mejorar el manejo y la conservación de la dehesa y del conjunto de los paisajes de sabana semiárida. El conocimiento generado también será útil para monitorear sistemas agrícolas con características similares en los que los investigadores también han estado trabajando, como es el caso de viñedos y olivares apoyando la mejora de la competitividad del sector agrícola.

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