
Una investigación muestra una estructuración genética entre individuos rurales y urbanos de una especie de ave
Esta investigación intenta resolver estas preguntas utilizando una aproximación genética novedosa, basada en la secuenciación de fragmentos enteros del genoma de los animales.
Un equipo de investigación liderado por la Universidad Pablo de Olavide junto con el Max Planck Institute for Ornithology (Alemania), el Institute for Freshwater Ecology and Inland Fisheries (Alemania), el Max-Planck-Institut fur molekulare Genetik (Alemania) y la Estación Biológica de Doñana (CSIC), ha publicado un estudio en la revista Proceedings of the Royal Society B, “Evolution of genomic variation in the burrowing owl in response to recent colonization of urban areas”, en el que se concluye que las especies que aparentemente se benefician de los medios urbanos, lo hacen pagando un coste genético por ello; y cómo las ciudades pueden tener efectos sutiles en la biodiversidad.
La urbanización del medio es uno de los motores de cambio global más importante a nivel mundial y supone una de las causas principales de pérdida de biodiversidad. Sin embargo, no todas las especies se ven afectadas negativamente por esta modificación del medio y hay numerosos ejemplos de vertebrados e invertebrados que coexisten con el ser humano en los medios urbanos. Pero, ¿tiene esta coexistencia efectos para la fauna que habita en las ciudades? ¿Cómo se produce la ocupación de estos medios? Esta investigación intenta resolver estas preguntas utilizando una aproximación genética novedosa, basada en la secuenciación de fragmentos enteros del genoma de los animales.
Martina Carrete, profesora e investigadora del Departamento de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la Universidad Pablo de Olavide, ha presentado en este trabajo el análisis de los cambios en el genoma de una especie de búho, el mochuelo excavador (Athene cunicularia), en zonas rurales y urbanas de Argentina.
El resultado más interesante de la investigación es que las ciudades, por lo general, se colonizan a partir de un número reducido de individuos rurales con características importantes para coexistir con las personas, como un nivel bajo miedo a ellas. Este reducido número de colonizadores condiciona la capacidad de adaptación de las poblaciones urbanas, ya que las variaciones genéticas raras se pierden durante el proceso de colonización.
Contrariamente a lo que cabría esperar, incluso en las aves que son vertebrados con alta capacidad para moverse, el flujo de genes entre las zonas urbanas y rurales y entre las distintas zonas urbanas suele ser muy restringido, lo que posibilita la aparición de estructuraciones genéticas a pequeña escala. Es decir, como se ha señalado, las especies que se adaptan al medio urbano, pagan un coste genético al mismo tiempo que las ciudades provocan efectos en la biodiversidad.
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