
Satélites para investigar cómo se distribuye el Tejón en zonas áridas
Científicos de la Universidad de Almería, dirigidos por Javier Cabello Piñar, han realizado una investigación para ver cuál es el área de distribución del tejón europeo (Meles meles) en paisajes áridos. Concretamente han tomado como ámbito de estudio el valle del río Andarax, en la provincia de Almería. “La selección del tejón como objeto de estudio se debe a que esta especie es indicadora de los cambios de uso de suelo en las zonas áridas”, explica el profesor a la Fundación Descubre.
La novedad de la investigación radica en la incorporación de variables funcionales -que describen el funcionamiento del ecosistema- y en el empleo de imágenes de satélite para la modelización o caracterización del hábitat de este mamífero. Para realizarlo han muestreado en campo su presencia y densidad y han comparado los datos con la información obtenida de los satélites.
Concretamente, han creado un modelo matemático que permite vincular la productividad primaria (el verdor de la vegetación) con la distribución del tejón. Los modelos elaborados por los ecólogos son fórmulas matemáticas que permiten caracterizar y hacer predicciones del hábitat de las especies de una forma sintética y sencilla.
La investigación se ha publicado en la revista Landscape Ecology bajo el título Modeling spatial distribution of European badger in arid landscapes: an ecosystem functioning approach. En ella han comprobado que el uso de tecnología de satélite permite una buena caracterización del hábitat del tejón europeo. Los resultados del estudio indican que la distribución obtenida por los modelos que incluyen las variables del ‘verdor de la vegetación’ es coherente con las preferencias de hábitat descritas por otros autores anteriormente para el tejón europeo. Como indican los científicos almerienses, estas variables tienen la ventaja de reflejar la variabilidad del dosel vegetal en el paisaje y ofrecen una respuesta muy rápida a los cambios ambientales, es decir, los que se producen en el clima y en los usos del suelo.
Productividad y verdor
Para desarrollar el estudio, el equipo del profesor Cabello ha diseñado varios modelos de distribución espacial. En algunos de ellos incorporaron como novedad datos de productividad primaria de la vegetación obtenidos con los satélites.
Este parámetro representa la cantidad de energía solar que los ecosistemas son capaces de transformar en energía trófica, es decir, en energía disponible para los organismos que habitan en el ecosistema. Los responsables de hacer esta conversión son las plantas. “Hemos utilizado los satélites por la capacidad que tienen para identificar toda la materia ‘verde’ que hay sobre la superficie terrestre”, indica el responsable del estudio.
Ventajas del satélite
Las imágenes de satélite que han usado se proveen cada 16 días de manera gratuita y de ellas se pueden extraer las variables que permiten explicar el funcionamiento de los ecosistemas. “Si sabemos que a una determinada actividad de vegetación le corresponde una densidad de tejón, es mejor estudiar la información del satélite que hacer el muestreo en campo porque resulta más barato y más rápido”, indica Javier Cabello, director de investigación del Centro Andaluz para la Evaluación y Seguimiento del Cambio Global.
El estudio abre la posibilidad al diseño de programas de seguimiento para mejorar la precisión de la vigilancia y modelar la vida silvestre con fines de conservación bajo los diferentes escenarios de cambio climático.
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