Ahora, un estudio recientemente publicado en Nature Communications ha comprobado que el latido de los bosques se desequilibra durante las olas de calor. En concreto, el estudio ha comprobado que durante el verano de 2018 los árboles centroeuropeos se contrajeron el doble que en condiciones normales porque perdían demasiada agua durante el día por la ola de calor que sufrió el continente y no eran capaces de rellenarse de nuevo durante la noche.
Por otra parte, la investigación liderada por Roberto Salomón, de la Universidad de Ghent, Bélgica, y Richard Peters, también de la Universidad de Ghent y del Instituto Federal Suizo, Suiza, no ha visto diferencias en el crecimiento de los árboles durante la ola de calor y la sequía acaecidas entre mediados y finales de verano. ¿El motivo? Durante este período los árboles ya han completado gran parte del crecimiento y por eso la falta de agua en este período no ha sido crítica. “Sería mucho más difícil si esta situación se diera en primavera o principios de verano, que sí es el momento clave de crecimiento del diámetro del tronco”, comenta Poyatos .
Para llevar a cabo el estudio, un equipo de 59 instituciones, de 17 países diferentes, han recogido cómo variaba el diámetro del árbol cada media hora en 50 lugares distintos de toda Europa, aglutinando datos de más de 400 árboles distintos de 21 especies.
El latido del tronco al ritmo del agua.
El latido de los bosques va al ritmo del agua que tiene el tronco en su interior. Al igual que el corazón con la sangre, el árbol bombea agua de las raíces hasta la atmósfera para reemplazar el agua que pierde por transpiración en las hojas, cruzando el tronco de abajo hacia arriba. Al amanecer, el tronco está hinchado a su máximo y el agua comienza a moverse por dentro del árbol hacia arriba, hasta escapar por las hojas, evaporada por el calor y la fotosíntesis. Al mediodía, el tronco ha perdido mucha agua y se ha contraído, en ese momento tiene el mínimo diámetro del día. Durante la tarde y, sobre todo, cuando el sol se esconde y llega la noche, el árbol se llena absorbiendo agua a través de las raíces y el ciclo vuelve a empezar. Como un latido,expansión y contracción constantes.
Los resultados del artículo demuestran que los árboles del centro de Europa, bajo condiciones de calor extremo, evaporan mucha más agua por las hojas durante el día que la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche. Así, durante el día se vacían mucho más de lo que se rellenan durante la noche y sufren esta deshidratación que se agrava si la sequía perdura.
La investigación ha comprobado que según las especies este efecto varía substancialmente. Por ejemplo, los robles son más capaces de llenar sus troncos durante la noche, sus raíces están más adaptadas a encontrar agua más adentro de la tierra. Por el contrario, las píceas (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris) no son tan eficientes, sobre todo las píceas, y sufren mucho más las olas de calor. Este estudio carece de datos de la península ibérica y explica una amenaza que afecta sobre todo a especies poco habituadas a la falta de agua.