Reciclar no es suficiente: el papel del profesorado para ir más allá
Una de las respuestas más habituales cuando preguntamos de qué manera podemos colaborar con el cuidado del medio ambiente es el reciclaje de residuos. Para la mayoría de la población, separar selectivamente la basura del hogar es una práctica ambientalmente responsable.
Autoría: Isabel Baños González, Patricia Esteve Guirao
Fuente: The Conversation
Una de las respuestas más habituales cuando preguntamos de qué manera podemos colaborar con el cuidado del medio ambiente es el reciclaje de residuos. Para la mayoría de la población, separar selectivamente la basura del hogar es una práctica ambientalmente responsable.
Pero, aunque forma parte de las soluciones para la gestión de los residuos, muchos expertos y expertas consideran el reciclaje como una acción poco significativa ante los desafíos socioambientales actuales.
No obstante, es muy frecuente en los hogares, entre otras razones, por el bajo esfuerzo que implica. Y esto del esfuerzo parece clave en lo que la población está dispuesta o no a hacer por la sostenibilidad.
Percepciones juveniles
En nuestro estudio sobre las percepciones de la juventud ante el cambio climático, encontramos una tendencia generalizada a restar utilidad a aquellas acciones que suponen un mayor esfuerzo personal (como cambiar los hábitos alimentarios o utilizar menos el vehículo privado), además de una menor disposición a llevarlas a cabo.
Estudiante (16 años): “Reciclar no es una acción muy eficiente, pero es la que más dispuesto estoy a llevar a cabo”.
Entrevistadora: “Pero ¿por qué estás tan dispuesto, si tú mismo dices que no es muy eficiente?”.
Estudiante: “Porque esto es fácil, y algo habrá que hacer”.
Perpetuar niveles de consumo
Además de la facilidad para su implementación, tenemos que tener en cuenta que, de manera extendida, las campañas dirigidas a sensibilizar al público sobre la sostenibilidad también enfatizan la separación de residuos.
Pero poner el énfasis en el reciclaje en vez de en la reducción de nuestro consumo puede perpetuar los altos niveles de consumo actuales, llevando a la sociedad hacia una espiral de insostenibilidad. Incluso, cuando existe la posibilidad del reciclaje, la población considera la reducción de residuos menos importante.
Una ilusión de sostenibilidad
Algunos expertos consideran que el reciclaje, tal como lo conocemos hoy, solo genera la ilusión de la sostenibilidad. Reciclar papel o plástico no preserva los ecosistemas ni logra la “desmaterialización” real de nuestra sociedad. Los procedimientos que se realizan para reciclar estos residuos no son 100 % eficientes, consumen recursos (como agua y energía) y, desde luego, no son inocuos para el medio ambiente, la salud o la economía.
En el caso de los plásticos, la composición de los envases que habitualmente consumimos en los hogares (tetrabricks, bandejas de poliestireno, etc.) es muy diversa, y la posibilidad de reciclaje varía según los tipos de polímeros y aditivos utilizados.
Así, para conseguir un reciclaje efectivo, es necesario separar estos diferentes “subtipos”, lo que añade complejidad y coste, reduciendo la rentabilidad del proceso. Por tanto, el esfuerzo debe ir orientado a reducir el consumo y no tanto al reciclaje.
Educar en reducir, no solo reciclar
La educación puede fomentar la reflexión sobre el consumo personal y la generación de residuos. Un enfoque sistémico ayuda a comprender las complejas interrelaciones entre nuestro modelo de consumo y sus consecuencias socioambientales.
Se trata de promover el razonamiento crítico acerca de las causas y consecuencias del problema y, sobre todo, de desarrollar la capacidad de tomar decisiones adecuadas.
Así, la concienciación es necesaria pero no suficiente. En las aulas, los planteamientos educativos han de enfatizar en la adquisición de habilidades, compromisos y competencias, generando oportunidades para que el alumnado cuestione su estilo de vida, analice la eficacia de distintas soluciones y adopte comportamientos más sostenibles.
La postura personal del docente
Nuestro proyecto EDUCARSU ha indagado en los planteamientos educativos de los docentes sobre esta cuestión.
Sus resultados sugieren que no son tan importantes los conocimientos del profesorado al respecto, pero sí la responsabilidad individual que asume.
Es decir, cuánto más responsables se sienten los docentes, más involucran al alumnado con sus planteamientos educativos en la reducción del consumo y en la asunción de compromisos para la sostenibilidad.
Compromiso docente
Para promover la sostenibilidad desde el ámbito educativo resulta esencial incorporar en la formación de docentes un compromiso continuo, sobre todo, en dos esferas de acción: como ciudadanos, desde sus decisiones diarias, y como docentes, desde su práctica educativa.
En este sentido, se han definido las competencias docentes en educación para la sostenibilidad, que suponen un marco de interés para promover más eficazmente este compromiso. Además de tener el objetivo de capacitar al profesorado para fomentar que sus estudiantes adopten medidas responsables que contribuyan a crear sociedades más sostenibles, están orientadas a desarrollar competencias que favorezcan la reflexión sobre nuestras propias acciones. Acciones que tienen efectos (sociales, culturales, económicos y ambientales) actuales y futuros, tanto desde una perspectiva local como global.
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