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Desde hace décadas, la preocupación por lo que comemos y la calidad de los nutrientes que ingerimos forman parte del interés colectivo.
Se buscan alternativas más ecológicas (y asumibles económicamente) para mantener la producción de los cultivos sin perjudicar el medio ambiente. Una de estas alternativas es el uso de bacterias.
Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señala que los neandertales capturaban durante la noche para su consumo chovas, una especie de aves de plumaje enteramente negro y tamaño similar al de las palomas.
La práctica de ofrecer agua a la fauna silvestre en momentos de carestía está muy extendida en aquellos territorios en los que existe un déficit hídrico.
Investigadores de todo el mundo buscan la manera de lograr variedades de diferentes aromas y tamaños, que soporten condiciones de estrés ambiental.
A principios de agosto del año pasado, en la playa de Los Boliches de Fuengirola (Málaga), se detectó una hembra de tortuga boba anidando en su arena, siendo esta la anidación más occidental registrada para esta especie hasta la fecha y el primero detectado en el Mar de Alborán.
El bienestar de millones de personas depende de los servicios ecosistémicos de colibríes, abejas, mariposas, y otros animales. Pero la destrucción de hábitats y el uso de pesticidas están mermando drásticamente sus poblaciones.